Comedia para pasarla bien
Rafa es un sevillano simplote que tiene un affaire de una noche con una chica del País Vasco que anda por allí, queriendo olvidar un novio que la abandonó que. Ella se va esa mañana sin despedirse, pero olvidó su billetera. Y Rafa, flechado por esa vasca, viaja a Euskadi para devolvérsela y conquistarla. Claro, son tan conocidos los recelos mutuos entre vascos y andaluces, que los amigos le avisan al Rafa que vaya, pero disfrazado de vasco. Y allí va Rafa, a cumplir su parte en esta historia de amor que ni había empezado. Lo ayudará un incidente que no estaba en sus cálculos: Amalia fue abandonada por su novio y Rafa hará de novio por unos días hasta que el padre de Amalia, un vasco que odia los sevillanos, se vaya otra vez con su pesquero.
Film de enredos, ágil y directo, que no apela al mal gusto, que invita a la risa y tiene cuatro personajes que aportan lo suyo para que, mal o bien, como siempre pasa en las comedias, después de mucho sudor, el amor se abra camino para poner las cosas en orden y acortar distancias.
El film ha batido todos los récords de público en España. Pero aquí no pasará desapercibida ante la ausencia de buenos exponentes de un género que a falta de ingenio ha elegido tipos desaforados, historias locas y recursos de grueso calibre. Aquí hay buenas réplicas, situaciones graciosas, la simpatía de sus personajes y la buena idea de recargar los estereotipos para poder pintar con brocha gorda los rasgos salientes de una y otra región: para estos vascos, los andaluces son superficiales, alegrones, básicos y fabuladores; y estos andaluces ven a los vascos como tipos cortantes, secos, intolerantes y violentos.
Un esquema argumental simple pero muy bien defendido por sus actores, sobre todo por el Rafa de Dani Rovira, un hallazgo. Es una película fresca, sencilla que contagia alegría y que invita a pasar un buen rato. No es poco.