El tiempo no para
Sí en La luna (Moon, 2008) Duncan Jones ponía en conflicto el tema de la clonación humana en 8 minutos antes de morir (Source Code, 2011) toma elementos de su ópera prima para volver hablar sobre biotecnología e impacto social.
Colter Stevens (Jake Gyllenhall), un capitán del ejército de los EE.UU despierta en un tren desconociendo las razones de cómo terminó en ese lugar. Minutos más tardes una bomba volará la formación y repentinamente despertará en una unidad de aislamiento tecnológico. Colter deberá regresar mentalmente al tren cada vez que sea necesario para descubrir en un término de ocho minutos quien fue el verdadero culpable del atentado y así evitar otros desastres terroristas.
El debut cinematográfico del hijo de David Bowie resultó ser uno de los más atractivos dentro de la camada de nuevos directores ante la forma de mantener tensión dramática poniendo en escena un solo personaje, Rodrigo Cortés lo hizo más tarde con Enterrado (Buried, 2010). A partir de un argumento que recurría a la ciencia ficción creó un debate sobre la manipulación biotecnológica. En su segunda película reconfirma no sólo su talento para concebir una obra mezclando los más variados géneros cinematográficos - thriller, ciencia ficción, drama romántico, acción- sino también su interés personal por el tema.
En este caso Jones ya no pone en escena a sólo un personaje aunque, en cierta forma, sí se encontrará a su merced frente al peligro. El capitán Stevens estará rodeado de personajes pero que en el fondo funcionaran como objetos y que presentes o ausentes no modificaran el relato. Otra similitud entre ambas obras puede encontrarse en el personaje manipulador. Mientras en La luna era llevado a la perfección por Kevin Spacey en 8 minutos antes de morir el rol será asumido por Vera Farmiga (Amor sin escalas, 2009), encargada de llevarlo al pasado o devolverlo al presente con el sólo fin de, según sus propias palabras, ser una ayuda para la humanidad sin importar razones personales.
Mientras en La luna había una construcción minimalista del espacio, todo pasaba más por los diálogos que por la acción, en 8 minutos… ambos elementos se conjugan a la perfección y ya no habrá únicamente palabras sino escenas de alto impacto visual, que además de entretener servirán para reflexionar sobre una realidad que bien podría estar ocurriendo en el presente, a pesar de que para muchos sea nada más que ciencia ficción.
Duncan Jones incursiona en el cine hollywoodense con una historia para nada alejada de lo que la industria pretende pero sin traicionarse a sí mismo. Un brillante thriller futurista que habla del presente y sus consecuencias sobre cada uno de nosotros de manera individual y como sociedad.