Hermanos de (y con) sangre
Lucida ópera prima con dos grandes intérpretes: Daniel Aráoz y Luis Ziembrowski.
Los hermanos no sean unidos. Ese bien podría ser el título de 8 tiros, atendible debut en la realización de largometrajes del hasta ahora asistente de dirección (Viudas, La sangre brota) y guionista (Mala, de Adrián Caetano) Bruno Hernández.
El film comienza en el velorio de la madre de Juan (Daniel Aráoz), donde él reaparece en público después de varios años de ausencia a raíz de su supuesta muerte, con el objetivo de cobrarse venganza de su hermano Vicente (Luis Ziembrowski), encargado de (intentar) asesinarlo después de acusarlo de traicionar el negocio de trata y drogas que ambos integraban.
El debut de Hernández es un film sombrío, reposado, asentado en una acertada construcciones de climas opresivos en medio de una geografía realista. Narrado de forma progresiva y sin grandes picos dramáticos, la historia abre las puertas para el lucimiento de dos actores en su punto justo como Ziembrowski y Aráoz. Ellos se sacan chispas como esos hermanos opuestos y enfrentados por un pasado cargado por el peso de los rencores y recuerdos en común que atraviesa de punta a punta este tenso y más que digno thriller argento.