Un thriller irritante
Jordan (Halle Berry) es una aplicada operadora del servicio de emergencias de la policía que fue retirada de su puesto por haber cometido una imprudencia que le costó la vida a alguien que llamó pidiendo socorro. Sin embargo, una circunstancia excepcional la lleva a volver a atender el 911 de Los Angeles para ayudar a una adolescente que fue secuestrada en el baúl de un auto por un psicópata. Las primeras secuencias de “911: llamada mortal” realmente prometen, pero son sólo falsas expectativas. El director Brad Anderson se las ingenia para generar suspenso, sobre todo en la tensa persecución por una autopista, cuando la operadora debe guiar a la víctima para que dé pistas sobre su paradero. Aquí gran parte del mérito se lo lleva Abigail Breslin (la niña de “Little Miss Sunshine”), que logra transmitir el terror y la claustrofobia de una persona secuestrada. A medida que se acerca la resolución, no obstante, estos brillos desaparecen. El guión empieza a acumular lugares comunes y situaciones inverosímiles, por no hablar de la manía de los guionistas de buscarles móviles de lo más sádicos a los asesinos de turno. En la última media hora la película desbarranca. Y en el final, con la ya previsible vuelta de tuerca incluida, este thriller termina irritando.