Una de "esas" películas
Brad Anderson había construido a lo largo de su filmografía como director cierto estilo. Con un manejo de las cámaras y de los tiempos bastante cercano al Cine Indie y una demostrada capacidad para generar ambientes psicológicamente oscuros, cintas como El Maquinista (The Machinist), Session 9 y La Oscuridad (Vanishing on 7th Street) definitivamente tenían carácter. Todo ese carácter parece pedir a gritos salir a la superficie del fílmico en 911: Llamada Mortal pero lamentablemente eso nunca sucede.
Para hacer una justa recorrida por la hasta ahora corta trayectoria del cineasta habría que sumar a lo antes mencionado sus defectos. El gusto de Anderson por las secuencias estereotípicas la mayoría de las veces atenta con su propio trabajo por conseguir los climas de extrañeza y oscuridad que tiene su cine. Por otro lado sabe mantener al espectador pegado al argumento durante el metraje y esa capacidad se vuelve problema al llegar a los desenlaces, la última parte de sus obras suele tener dificultades para satisfacer las expectativas que sus relatos vienen generando.
911: Llamada Mortal protagonizada por Halle Berry tiene en balance más de sus errores que de sus aciertos. El film genera mucha tensión, eso es indiscutible. A pesar de estar parado sobre una estructura en la cuál el espectador sabe claramente lo que va a ir sucediendo la tensión está y eso se debe a la unión del trabajo acertado tanto en la dirección, en el montaje y en el plano actoral de parte de las figuras (algo que choca con las penosos trabajos de los actores menos pagos del film). Para que un film funcione, sin embargo, la tensión sola no alcanza y ahí es donde este empieza a caer en picada. El segundo tramo de la película en donde Jordan (Berry) aconseja y guía a una chica (Abigail Breslin) mientras que ella se encuentra secuestrada en el baúl de un auto conducido por el asesino (Michael Eklund) es el mejor tramo de la cinta. Mientras que el tridente formado por Asesino - Víctima - Heroína se mantiene con la capacidad de sus acciones limitadas físicamente (el asesino maneja por una autopista, la victima está encerrada en el baúl y Jordan sigue todo telefónicamente) la película genera no sólo la tensión ya mencionada sino además empatía, e inmediatamente después de eso, también termina consiguiendo una proyección del espectador hacia los buenos (porque es de "esas" películas) ya que comparte la misma imposibilidad. Ahora bien, en ese momento y en paralelo va desarrollándose la investigación de un oficial de policía (Morris Chestnut) y si bien esos respiros de tanto ritmo vertiginoso ayudan al guión a tomar aire, la realidad es que lo que sucede de ese lado del relato no interesa en lo más mínimo y peor aún, comienzan a verse los hilos de un guión demasiado forzado.
Para culminar la peor decisión del relato es detener la marcha y salir del camino. Ahí ya vemos delante de nuestros ojos el presagio de todo lo que va a pasar porque entendemos cómo espectadores que ese asesino ahora va a estar argumentalmente obligado a tener un motor psicológico para sus actos, porque si bien nunca se desarrolla su personalidad sabemos que pueden explicarla en 47 segundos porque está es una de "esas" películas. Además, estamos seguros que la heroína va a tener que seguir ayudando a la victima y que la única forma de hacerlo va a ser pasar a la acción física porque no hay que olvidarse que es una de "esas" películas. En fin. En el final tendremos a un asesino posicionado a un paso de Buffalo Joe de El Silencio de los Inocentes (The Silence of the Lambs) sólo que como durante todo el film fue un tipo demasiado temperamental no le creemos el tinte psicopático que se pretende. Una heroína que es presa de las absurdas casualidades del guión y una victima cuyo instinto de supervivencia quedó en el baúl en el cual venía (lo bueno de estos aspectos es que generan risa y si bien no es buscada siempre es bienvenida) completarán la partida.
La resolución es la de una de "esas" películas que últimamente juegan con la idea de la justicia por mano propia, o más concretamente, que plantean que la pena capital no es mala sino que lo malo es la burocracia que esta en el medio. El final, como todo el film, está tan carente de carácter que intenta copiar a una excelente película de Wes Craven pero de una manera tan tibia que se gana el puesto del peor final que he visto entre la temporada pasada y esta.
Situaciones sobre explicadas por el dialogo, abuso de las coincidencias y un tramo final que atenta contra la película misma son las cuestiones que hacen de este thriller tensionante por momentos y bien actuado una de "esas" películas.