Un prolijamente ejecutado ejercicio de suspenso.
Justo cuando pensábamos que uno de los trabajos con más presión del mundo y más demandantes de tener la cabeza fría era el de controlador aéreo (como nos lo demostró Pushing Tin de Mike Newell), llega una película que propone a otro candidato que se le acerca bastante.
¿Cómo está en el papel?
La película cuenta la historia de Jordan (Halle Berry), una telefonista del servicio de emergencias muy eficiente, hasta que un día no consigue prevenir que una chica sea secuestrada. Dicha chica aparece muerta en un baldío y Jordan se hunde en una depresión que le obliga a renunciar a su puesto a favor de entrenar a los nuevos telefonistas del servicio. Hasta que un día ––si, otra vez–– otra adolescente es secuestrada e introducida en el maletero de un auto, y el único medio de comunicación que tiene es un celular que se le olvido a una amiga de ella. A través de este, pedirá la ayuda de Jordan, y esta intentará ayudarla; en cierta forma, buscando su redención.
Con esto sobre la mesa la película aborda un tema claro: Por más sangre fría que pretendamos tener, por más objetividad que clamemos tener, siempre habrá ese punto de quiebra que inevitablemente nos obligue a involucrarnos emocionalmente con determinadas situaciones; por empatía y por el simple y sencillo hecho de ser humanos.
El desarrollo de la trama está hecho con mucha inteligencia, no hay innovación, ni originalidad, pero los giros que mete el guion te meten en un estado de desesperación como hace mucho no sentía en una sala de cine. Es una de esas cosas que si se explican de un modo más desarrollado arruinarían el goce de la película.
El desarrollo de personajes, sobre todo el de Halle Berry está muy bien abarcado, te pones de parte de la mina y hasta en cierto modo te sentís identificado con ella. Cosa fundamental para que el espectador agarre viaje.
El único punto que le encuentro en contra es que muchas veces adopta una postura con los servicios de seguridad que excede lo verosímil y muchas veces roza en lo panfletario.
¿Cómo está en la pantalla?
Para ser sincero, no tenía ni la más remota idea de quien era Brad Anderson hasta que vi esta película. Pero puedo decir que ante el me quito el sombrero; la narración en esta película es impecable. El tipo sabe cómo crear un clima y manifestar estéticamente la desesperación y la adrenalina que se diseminan a lo largo del guion. No es solo un tipo que conoce muy bien sus lentes, sino que hace un uso del diseño de sonido digno de estudio, a tal punto de convertirlo casi en un protagonista más de la película.
Por el lado de la actuación, tenemos a una muy correcta Halle Berry, que se lleva al hombro la película de principio a fin, mostrando con dominio y sobriedad un amplio abanico de emociones. Le creemos y la bancamos en todo momento. Párrafo aparte merece, también por muchos de los méritos arriba mencionados, su co-protagonista Abigail Breslin. La pequeña de Little Miss Sunshine ha crecido y mucho, y para bien.
Conclusión
Una muy buena película de suspenso con un clima de tensión brillantemente generado, una protagonista más que competente y un desarrollo dramático más que satisfactorio. No es la película perfecta, pero tiene suficientes méritos para prevalecer por encima del montón.