Llega esta semana a cartelera lo nuevo de Pixar, «Elementos». No creo que pueda definirla como un producto clásico de esta factoría, sino una idea que debe haber nacido acunada por la experiencia de «Zootopia», hit que arrasó con la taquilla mundial. En esa oportunidad, veíamos una ciudad donde todos los animales se desplazaban y vivían como humanos. El concepto era muy interesante y si bien la trama era más de suspenso que familiar, Pixar logró un éxito tremendo con la propuesta.
Ahora, «Elementos» de Peter Sohn (ópera prima) parte de un diseño similar. Una gran urbe llena de detalles curiosos, esta vez, porque todos sus habitantes pertenecen a los cuatro elementos básicos (aire, agua, tierra y fuego) y en apariencia, conviven pacíficamente.
La trama presenta inicialmente la historia de Ember, una niña de fuego que va transformándose en mujer a lo largo de los años. Sus padres vinieron a la gran ciudad dejando atrás a sus familias y su raza, en busca de progreso y estabilidad. Con mucho esfuerzo levantaron un negocio familiar de items para la gente de fuego y el papá de Ember, espera que su hija lo suceda en el manejo de ese emprendimiento.
Ember es una chica a la que le cuesta manejar las emociones. Cierto día llega al sótano de su local un hombre de agua llamado Wade, que viene a través de las tuberías por un problema cloacal. Si, suena raro! La cuestión es que cómo él es inspector, detecta rápidamente que el negocio de la familia, tiene problemas de infraestructura en la cañería y los multa en consecuencia. Ember se enojará e intentará detener las sanciones, lo cual la llevará a relacionarse con Wade para resolver el tema.
Wade es muy empático y será atrapado por la intensidad de la chica de fuego, lo cual llevará a ámbos a trabajar en equipo para resguardar, no sólo el local de la familia, sino también proteger a la ciudad de una amenaza latente a través de un dique que puede estallar en cualquier momento.
Como pueden ver, los personajes principales son fuego y agua, que asumen el protagonismo total de la cinta. Los otros dos elementos son representados por secundarios bastante esquemáticos y poco imaginativos. El conflicto central es el de un amor complejo, en el cual los involucrados están atravesados por su naturaleza y por razones sociales, que no terminan de desarrollarse en la historia.
Creo que todo el relato de marginación que trae la gente del fuego, puede entenderse como un alegoría de la inmigración y la discriminación que sufren quienes llegan a las grandes ciudades, o a los países centrales. Incluso podrían estar vinculadas a cierto sistema de clases sociales, que está lejos de la percepción infantil, pero que asoma con riesgo en su abordaje. Si bien pasa desapercibido para los peques de la sala, me hizo ruido como la acción se centraliza en los protagonistas sin casi convocar a los otros «elementos» a la acción.
También que las diferencias económicas y de perspectivas de las familias de la pareja principal, muestran que hay subyacente una mirada incómoda sobre ese universo presentado. No todo es tan lindo, ni todo tan perfecto. Entiendo que es una película infantil pero no siento que lo que se transmite sea un ideal de sociedad sino una caracterización real de lo que ya existe hoy.
En síntesis, no me parece un trabajo inspirado de Pixar. Más bien creo que es una vuelta sobre la posibilidad de explorar un universo (ciudad) que ya funcionó antes pero con una mirada distinta. Hay un trabajo de arte destacado, como siempre; gran soundtrack y una animación acorde a lo esperable. Los chicos y las chicas disfrutan, la pasan bien y los adultos, bueno, un poco menos esta vez. No todas las ideas salen bien y «Elementos» es muestra de ellos.