A ciegas es una propuesta canadiense inspirada en el clásico Wait Until Dark (1967), con Audrey Hepburn, que en el último tiempo tuvo una influencia notable en varios filmes similares.
El mismo concepto se trabajó con diversas variaciones en No respires, de Fede Álvarez y Hush, de Mike Flanagan (Doctor Sleep). En esta oportunidad le añadieron a la premisa argumental un complemento millennial, con la aplicación de un celular que ayuda a la protagonista ciega de la amenaza de unos criminales.
Los productores claramente desarrollaron el film para un público pre-adolescente que podría considerar a La habitación del pánico, de David Fincher, un entretenimiento antiguo que disfrutaban sus padres cuando eran jóvenes.
Me cuesta creer que existan espectadores de más de 18 años que consideren esta labor del director Randall Okita un thriller apasionante. En parte porque probablemente ya vieron la misma idea trabajada en otras películas superiores. A este film le juega en contra que la narración se quede muy corta en materia de intensidad y los villanos parezcan descendientes de Marv y Harry de Mi pobre angelito.
Entre los aspectos positivos se puede mencionar que el reparto al menos es decente y la protagonista, Skyler Davenport, consigue sacar adelante a una heroína complicada que no despierta ninguna simpatía.
Dentro del género A ciegas ofrece una película liviana y genérica que no hace nada interesante con la historia que propone, motivo por el cual su visionado se puede relegar a la televisión.