Mundo cotidiano y peligroso
Ambientada en Misiones, la película de Fernando Pacheco está inscripta en el drama y juega con las aristas policiales. La intención del realizador es sumergir a los personajes en un mundo cotidiano y, a la vez, peligroso. Ramón (Daniel Valenzuela), el peón de un aserradero, es despedido de su trabajo y atraviesa una complicada situación económica. Aunque aparentemente no hay salida, encuentra una nueva "oportunidad" cuando es covencido por un pescador para trasladar una carga de marihuana desde Paraguay y, a través del río, que tiene como destinatario a Leiva (Juan Palomino), un narcotraficante de la zona. Sin embargo, las cosas no salen como estaban pensadas.
A la deriva es una película chica con paisajes inmensos que muestran la pequeñez del hombre que lo habita y las ambiciones que los arrastran hacia la tragedia. Ramón va de trabajo en trabajo sin suerte, es capaz de hacerle el amor a su esposa de manera mecánica y también de entregarles presentes a ella y a su pequeño hijo. Detrás de la fachada de hombre común, él necesita buscar segundas oportunidades sin lastimar a los que ama (la protección a su madre y el compañerismo reinante con Antonio, encarnado por Julián Stefan).
La trama va gestando un clima de amenaza permanente en sus escasos setenta minutos de metraje y atrapa al espectador con recursos simples y efectivos. Valenzuela logra un papel convincente mientras Palomino aparece como el "duro" y no duda en apretar el gatillo.