Como todo policial negro, el film es también un paisaje social: un hombre sin trabajo y con familia termina haciendo cruces de droga en la frontera con Paraguay. Los apuntes sociales son más interesantes que la trama policial en sí, construida de manera demasiado mecánica como para integrarse con el resto del asunto. Lo mejor de la película, de todas maneras, es que su breve duración permite una gran concentración dramática. Pero queda a mitad de camino.