A la guerra con amor, de Pierfrancesco Diliberto
Por Gustavo Castagna
Desconocido por estas pampas, sujeto de la televisión y del cine y personalidad reconocida y popular por allá, Pierfrancesco Diliberto (PIF a secas) concibió su segundo largo luego de La Mafia Uccide Solo D’Estate, de 2013, nuevamente detrás de cámaras, como actor y guionista y atento a cada uno de los rubros técnicos.
A la guerra con amor intenta con resultados desiguales retomar la tradición de la gran comedia italiana con un contexto histórico fuerte como el de la Segunda Guerra Mundial, fusionando la dosis clásica de comicidad esperpéntica (desde Italia, claro) con ese marco político y bélico que partió en dos al siglo XX.
Las historias son múltiples y los personajes, entre principales y secundarios, más de una docena. Un soldado que irá a la guerra por amor, la relación con sus superiores, la búsqueda del padre de esa mujer para pedirle la mano, dos secundarios provenientes de la comedia del arte (un rengo, otro ciego), la turbia relación entre la mafia y los recién llegados estadoudinenses, una madre y un chico junto a un grupo soportando las caídas de bombas, en fin, se está ante un film coral, con un núcleo central y sus infinitos vasos comunicantes.
Y, por si fuera poco, el paisaje del sur, bien siciliano, para que no queden dudas del peso que dentro de la historia tendrá el clan mafioso como “resguardo” de la sociedad y más tarde, declarada la paz, oficiando de salvoconducto político mirando al futuro.
Los resultados son dispares. PIF pretende abarcar demasiados ejes temáticos, sintiéndose más cómodo en el impacto certero y eficaz que en la concreción de escenas extensas.
En ese punto, los secundarios triunfan dramáticamente y transmiten más de una sonrisa que las historias y los personajes centrales. El cojo, el ciego, el mafioso, dos viejos que se pelean llevando estatuas de la virgen y de Mussolini y un maravilloso gag donde se le pide la mano a un padre enfermo y yacente en la cama se imponen a ese medio tono que escarba en lo peor de La vida de es bella de Roberto Benigni y su mirada neo conservadora y adicta a la genuflexión sobre la Segunda Guerra. Igualmente, PIF y su equipo actoral, en más de una ocasión, tratan de separarse del bufo de las morisquetas para construir su propio discurso. En medio de esas subtramas y tramas aparece la lectura política: la idea de que Italia construyó su imperio en el sur posbélico por la entronización de la mafia como referene político, previa conformidad y aceptación del ejército liberador que vino de América. Lindo tema que la película explora con astucia pero también a través de una comicidad sarcástica y digna de la mejor tradición italiana.
Raro film, muy desparejo, con excelentes momentos y otros horribles. Difícil calificarla con alguna seriedad.
A LA GUERRA CON AMOR
In Guerra per Amore. Italia, 2016.
Dirección: Pierfrancesco Diliberto. Guión: Pierfrancesco Diliberto, Michele Astori y Marco Martani. Producción: Fausto Brizzi, Mario Gianani y Lorenzo Mieli. Intérpretes: Pierfrancesco Diliberto, Miriam Leone, Andrea Di Stefano, Maurizio Marchetti, Sergio Vespertino, Maurizio Bologna, Stella Egitto, Vincent Riotta, Lorenzo Patané, Antonello Puglisi. Duración: 99 minutos.