Ver un filme de Philippe Garrel es una suerte de oasis para cualquier cinéfilo. Solo unas imágenes bastan para ponernos cómodos, para hacernos sentir “en casa”. El blanco y negro contrastado, claramente filmado analógicamente (si bien proyectado en digital), los escenarios y personajes, la sensación de que lo que está sucediendo podría estar pasando ahora o en 1973. De hecho, hasta que una de las mujeres no sacó un celular no tenía muy claro si la película transcurría o no en la actualidad.
La trama de IN THE SHADOW OF WOMEN es bastante simple y directa. Se centra en una pareja –compuesta por un documentalista y su mujer, editora y productora de sus filmes— que viven y trabajan juntos, que parecen llevarse muy bien y coordinar ambas cosas sin problemas, más allá de la cara de amargura permanente de él. Pero Pierre conoce a otra chica, comienzan un affaire y las cosas empiezan a complicarse. Ella sabe que él está casado y lo espía, espía a su esposa y descubre cosas que, bueno, mejor enterarse viendo el filme.
No hay recursos de guión inesperados ni extrañas vueltas de tuerca en la película. Se cuenta una historia de amor y cómo se va complicando a partir de apariciones de otros personajes y las típicas idas y vueltas del deseo y la pasión. Curiosamente la voz en off masculina deja en claro las debilidades de Pierre en cuanto a sus decisiones generando una distancia entre sus actitudes y la mirada del filme. Claro que Manon, su mujer, tendrá lo suyo también, generando un pequeño mapa de secretos y mentiras que impacta directamente a la pareja.
Si bien el material en el que ambos trabajan para un documental (relacionado a veteranos de la resistencia francesa en la Segunda Guerra) no está lo suficientemente explorado, hace un eco curioso con la historia central en lo que respecta a la idea de verdades y mentiras en el género documental, en la confianza que se deposita en los personajes y en los cineastas. Tanto en su vida como en su trabajo, Pierre y Manon, descubren que las cosas no son tan claras ni honestas como parece y que parte de la tarea cotidiana consiste en convivir con ese juego de engaños permanentes.
El triángulo amoroso, de todos modos, es lo central. Y si bien no hay mucho nuevo para descubrir en este tema que el cine francés ha explorado hasta el hartazgo, Garrel lo hace con la sabiduría y delicadeza que da la experiencia, reduciendo el drama a los momentos justos y necesarios, orgánicos. Con solo 75 minutos, A LA SOMBRA DE LAS MUJERES es una nueva exploración del mundo de las relaciones por parte del veterano realizador francés, al punto que ese título podría corresponder a más de la mitad de su filmografía.