Almas en celo
La nueva película del realizador de Los amantes regulares (Les amants réguliers, 2005) indaga en un matrimonio y en la trama de celos, frustración y replanteos que se genera a partir de la infidelidad de ambos.
Hacía tiempo que no llegaba a la cartelera local una película de la concisión formal que posee A la sombra de las mujeres (L'ombre des femmes, 2015), sólido trabajo dePhilippe Garrel . Su film, además, respira el encanto de recorrer una París no turística, a tono con esa idea tan fundante de la Nouvelle Vague que consistía en transitar espacios arrancados de la vida misma, alejados de la pátina de “teléfono blanco” que marcaba a fuego buena parte de la filmografía francesa. Aquí también son significativos los espacios interiores, reflejo especular del desencanto que tiñe la pareja que componen Pierre (Stanislas Merhar) y Manon (Clotilde Courau). Él es un realizador cinematográfico sin demasiado brillo, y ella es su asistente. Juntos están terminando un trabajo sobre sobrevivientes de la resistencia francesa. Pero por más que estén a punto de concretar un proyecto profesional que los convoca a los dos, es evidente que el deseo entre ellos está entre paréntesis.
En medio de esa situación de penuria (por lo que se ve, también están en aprietos económicos), él comienza un affaire con Elizabeth (Lena Paugam), una joven que trabaja en un laboratorio de cine. La misma Elizabeth será la que identifica a la esposa de Pierre en pleno coqueteo con su amante. Tamaño cuadro deriva en sendos descubrimientos de infidelidad, con el aluvión de reclamos, confesiones y acusaciones que es de esperar.
Garrel trabaja las emociones de estos personajes con discreción; emplea la voz en off de un narrador que los “distancia” de los espectadores, aunque tampoco los parodia. Más bien los observa, en sus frustraciones y miserias (sobre todo en el caso de él, quien cree que, como hombre que es, su infidelidad está más justificada…). Los encuentros amorosos de él casi no dejan entrever erotismo; pero el realizador decide, en cambio, revelar un vínculo más cordial y amoroso en ella y en su amante.
A la sombra de las mujeres es una rara avis. Porque aunque se inserte en el sub-género “crisis de parejas”, lo hace sin apelar a las falsas fórmulas del feminismo cool y sin proponer cimbronazos en el guión como para tensar lo que ya está tenso. Es una apuesta por la sobriedad, que mira los conflictos maritales con sagacidad y, por qué no, con elegancia formal.