Phillippe Garrel sigue siendo uno de los cineastas más importantes de Francia y sus películas reflexionan sobre el cine, sobre la herencia -a veces pesada- de la Nouvelle Vague y sobre el mundo que le ha tocado vivir. Aquí narra la historia de una pareja de documentalistas, del amor de él por otra mujer, de la incapacidad de separarse de ambas. Y lo hace con delicadeza, con precisión y con amor por sus criaturas y el espectador, en un bellísimo blanco y negro. Gran film.