Los dependientes.
La “nocturnidad” para el cine parece un subgénero más que un complemento climático del drama o el entramado narrativo. Tiene su halo de misterio o seducción implícito y existen acabados ejemplos de grandes películas que hacen de la noche su piel y su carne. Algo de piel pero nada de carne atraviesa este opus A oscuras, dirigido por Victoria Chaya Miranda, demasiado ampuloso en cantidad de personajes y actores de muy buen nivel pero mal aprovechados como Esther Goris, Guadalupe Docampo, Arturo Bonín, Alberto Ajaka, Daniel Valenzuela, Germán de Silva.
Aunque no parezca en las intenciones formales un intento de film coral, si se apunta la brújula hacia ese tipo de películas el opus de Victoria Chaya Miranda empieza girando con un prometedor comienzo, que rápidamente se detiene para ingresar en la nebulosa de contar a medias todo para buscar la sorpresa hacia el desenlace.
Así las cosas, las historias y sus cruces comparten el nexo de la dependencia entre personajes como es el caso del relato protagonizado por Guadalupe Docampo y Alberto Ajaka donde ella debe prostituirse o seducir clientes para que su novio golpeador pueda acumular poder sobre ella, cuyo sueño de bailarina clásica deviene en bailarina de caño. Suerte similar en cuanto a la dependencia de pastillas y alcohol presenta Esther Goris en el rol de una estrella del cine argentino apagada, olvidada, sola, que debe contentarse con un teatro semi vacío en sus noches de presentación de una obra clásica. Para cerrar el cuadro, la forzada introducción de un taxista interpretado por Arturo Bonín, quien tiene entre sus clientes al dueño de un boliche, dealer, deja bien en claro el intento infructuoso de A oscuras por cerrar o resolver subtramas que desde el vamos fueron mal presentadas.
Si a eso le sumamos que ninguno de los personajes tiene carnadura o algún indicio de empatía más allá de los conflictos expuestos, el resultado final no es para nada alentador. A pesar de una fotografía atractiva para las atmósferas y una Guadalupe Docampo que no desentona con su personaje, a veces sensual y otras tan frágil e inocente…