Reflexiones a medias
Con una llamada basta para que el protagonista de esta historia, un hombre de unos 40 años, divorciado y con un hijo, descubra que su actual pareja –más joven que él- lo engaña con un hombre mayor pero con dinero. Y a partir de ese descubrimiento, comenzar a entender que para el otro uno se vuelve prescindible o descartable lastima y hiere al ego como en toda relación alcanzada por el desgaste del tiempo, los miedos y las frustraciones que se vuelven cada vez más habituales cuando la necesidad de vivir nuevas experiencias no incluye a aquella persona con la que se comparte un pedazo de la vida.
A quién llamarías? es el título de esta película dirigida y escrita por el realizador Martín Viaggio pero también es el detonante que se dispara en un viaje mental -por momentos onírico- donde las reflexiones y las preguntas repiquetean de manera constante en la cabeza de un personaje que vive entre la obsesión y la búsqueda de un amor duradero, el cual se asocia tanto en el terreno de la realidad como el de la fatasía con distintos rostros femeninos, mujeres tanto idílicas como reales que se irán cruzando por el derrotero de su conciencia, así como los afectos de amigos y familia para transparentar que los vínculos mutan con el correr de los años donde todo se vuelve más áspero y honesto.
Si bien la premisa resulta interesante como punto de partida va perdiendo fuerza a medida que el relato trastabilla con sus propias limitaciones y se vuelve digresivo y sobre dialogado para dejar visibles las fallas de un guión un tanto ambicioso.
Sin embargo, existen momentos en el film donde se conjuga el clima con la situación, en sintonía con las actuaciones de un reparto heterogéneo pero donde se notan dispares niveles de actuación (comenzando con el protagonista Roberto Birindelli) con personajes que no tienen matices y dicen el texto en vez de interpretarlo.
Por eso, tratándose de un proyecto que otorga suma importancia a los diálogos sobre escritos y a las atmósferas no contar con actores lo suficientemente versátiles le juega en contra y esa falencia se arrastra durante todo el metraje.
En síntesis, estamos en presencia de un film irregular, fallido, que por momentos necesitaría de un director capaz de dirigir actores y que por otro lado logra crear una sensación de intimidad con un prolijo tratamiento de la imagen, aunque nunca llega a consolidarse en lo que hace a lo estrictamente narrativo y cinematográfico.