Woody Allen completa su pasión por Europa
El hijo predilecto de New York vuelve a las salas cinematográficas con el último trabajo (hasta el momento) de su saga ambientada en locaciones europeas. Ya le tocó el turno a España (Vicky Cristina Barcelona), Francia (Medianoche en París), Gran Bretaña (Conocerás al hombre de tus sueños) y en este caso llega Italia, con una producción que sigue la línea de cuasi folleto turístico que viene probando con éxito.
Esta comedia ambientada en las calles de la legendaria ciudad europea alguna vez imperial cuenta varias historias cruzadas, más el agregado de las ya previsibles imágenes de tarjeta postal al comienzo (como en Medianoche en París), inspiradas quizá por el fanatismo con el que Woody encaró esta serie de films, con el plus de la ayuda económica de los municipios, que participaron de la filmación (lo que no le sucede al realizador cuando la locación es estadounidense).
El relato cruza los derroteros de un perfecto desconocido que de un día para el otro se vuelve famoso (Roberto Benigni); una prostituta que debe hacerse pasar por esposa de un joven con aspiraciones (Penélope Cruz); un cantante amateur que sólo puede interpretar ópera bajo la ducha y un joven enamorado (Jesse Eisenberg) que cae en las redes de una actriz nómade (Ellen Page) e irresistible.
En contraste con el gran trabajo de guión que Allen entregó en su anterior producción (que le valió el Oscar en ese rubro después de seis años de manos vacías) aquí la falta de armonía narrativa es una constante, con enormes baches de continuidad temporal, toscos cambios de escena y una resolución pobre. En este punto, el resultado se asemeja al que puede que sea el peor guión de la factoría Allen, Conocerás al hombre de tus sueños, que dejaba tantos cabos sueltos que todo parecía ser parte de un rompecabezas a armar en algún otro momento.
En cuanto al elenco, el director de Manhattan vuelve a demostrar que es un gran seleccionador, un arquitecto de dream teams actorales, que puede jugar con una Penélope Cruz escotada y fatal y al mismo tiempo hacer que Roberto Beningni resulte menos insoportable de lo que puede ser. En el mismo sentido, la incorporación del gran tenor italiano Fabio Armiliato da pie a la única idea brillante de la ocasión, que a fuerza de repetición se consolida como el gran paso de comedia del film.
Nos queda la espera de la que será su vuelta a los escenarios de América del Norte en 2013, con el estreno de una comedia ambientada en San Francisco y New York, además de un elenco interesante, principalmente por la inclusión del cómico Louis C.K., el "Ben" de Lost, Michael Emerson y la camaleónica Cate Blanchett. Por el momento, bien vale repasar su filmografía, muy por encima de lo que esta pequeña desilusión romana nos dejó.