En esta filmografía itinerante que lleva a cabo Woody Allen, ahora le toca el turno a Roma (antes fueron Londres, Barcelona y París). Hace mucho que abandonó su amada Manhattan, pero la neurosis sigue en pie, tanto como la necesidad de amar y ser amado. A eso habrá que agregarle el choque de culturas. Aquí asoman cuatro historias para recordar. Un matrimonio de maduros estadounidenses, que viaja a Italia a conocer al prometido de su hija. Un italiano de tantos, hombre común, verá cómo le cambia la vida de la noche a la mañana. Un arquitecto americano, en viaje con amigos por la península, conoce a alguien que le recuerda un amor de juventud. Una recién casada, viaja a Roma a conocer a los familiares de su marido. Nadie saldrá como entró de la Ciudad Eterna. Sin alcanzar los momentos brillantes de “Medianoche en París”, el cine de Allen, a pesar de algunas reiteraciones, nunca defrauda.