Devastadora e iluminadora
Correalizada por el chileno Patricio Henríquez y el canadiense Denis Côté, lo que hace el documental que a partir de hoy se verá en la sala Leopoldo Lugones es volver público lo secreto, traer a la luz aquello que los medios mantienen oculto.
El núcleo de A Ud. no le gusta la verdad: 4 días en Guantánamo –que tras su exitosa presentación en el DocBuenosAires, la sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín pone en pantalla hasta el domingo– son una serie de videos secretos, grabados por las cámaras de seguridad de la prisión de Guantánamo. Sospechado de haber dado muerte a un soldado estadounidense en Afganistán en 2002, el ciudadano canadiense de origen árabe Omar Khadr fue retenido en Guantánamo hasta el año pasado, sin que mediara acusación oficial ni la consecuente defensa. El hecho de tratarse de un menor, a quien, se supone, las leyes internacionales deberían proteger (Khadr tenía 15 años en el momento del arresto), sumado a un régimen de detención como el de Guantánamo –que no respeta ni siquiera las leyes estadounidenses–, así como el desinterés mostrado por el gobierno canadiense ante el arresto de un ciudadano al que nunca parecieron dispuestos a defender, dieron al caso de Omar Khadr un relieve infrecuente, a partir del momento en que su detención se hizo pública. Correalizada por el chileno Patricio Henríquez y el canadiense Denis Côté, lo que hace A Ud. no le gusta la verdad... es justamente volver público lo secreto, traer a la luz aquello que los medios mantienen oculto.
Al tanto de que siete horas de grabaciones de cámaras de seguridad de Guantánamo habían sido desclasificadas, Henríquez (de quien en una edición previa del DocBuenosAires se había visto El lado oscuro de la Dama Blanca) y Côté utilizan esas imágenes como eje del documental. La pantalla, dividida en cuatro, reproduce lo que los monitores de Guantánamo habrán mostrado al personal de la prisión. Uno de los cuadros se mantiene en negro. Los otros ofrecen encuadres distintos del prisionero, vestido con su uniforme anaranjado, así como de la habitación donde el interrogatorio se lleva a cabo. Ciertas intervenciones de las autoridades de la cárcel sobre el material, vinculadas con medidas de seguridad, necesariamente se mantienen: círculos digitales tapan el rostro de los interrogadores y en algunos momentos se producen deliberados cortes sonoros. Luego de que una sucesión de textos introductorios ponen al espectador en contexto, A Ud. no le gusta la verdad... sigue el día a día de los cuatro interrogatorios a los que personal de seguridad canadiense sometió a Khadr, en busca de incriminarlo. Algo que el gobierno de ese país intentó desmentir, motivo de la total falta de apoyo oficial al documental.
Primero, los interrogadores (a los dos canadienses se les suma una agente de la CIA) intentan ganarse la confianza del prisionero, aprovechando que éste, en su ingenuidad, los recibe como salvadores. Pero al segundo día Omar ha advertido que sus presuntos salvadores son en verdad socios de sus carceleros, no mostrando, de allí en más, la misma disposición a colaborar. A partir de entonces no hay diálogo posible. Como sería algo excesivo que los agentes torturaran a un compatriota (por mucha ascendencia árabe que tenga), los miembros del CSIS intentarán arrancarle información “por las buenas”. Esto es: manipulándolo psicológicamente, hasta el punto de provocarle una regresión mayúscula. En el momento de mayor debilidad, el muchacho asume una posición fetal, llamando a su mamá. Omar no es torturado durante estos interrogatorios, pero lo fue antes, en la base estadounidense de Bagram, tal como él recuerda y corroboran no sólo ex compañeros de prisión, sino hasta algunos ex carceleros. En uno de los testimonios más poderosos, uno de ellos, apodado “El Monstruo” y “El Rey de la Tortura”, asegura que cuando llegó a la base, Omar tenía en el pecho “un agujero por el que cabía una lata de cerveza”. Sostiene además que la acusación de asesinato es tan improbable como indemostrable. Algo que una investigación periodística ya había demostrado antes, como admiten también un par de oficiales del ejército estadounidense. Incluyendo el testimonio del psiquiatra argentino Raúl Berdichevsky, que trabaja en un centro de Toronto especializado en la atención de víctimas de torturas, A Ud. no le gusta la verdad... representa una exposición, completa y detallada, de cómo y para qué se instrumenta un interrogatorio ilegal.
El interrogatorio al que se somete a Omar Khadr, como cualquier interrogatorio realizado bajo coerción, no aspira a la verdad, precisamente. De allí el título, tomado de lo que en un momento el propio Omar afirma a uno de sus interrogadores. La suma de indefensión y lucidez del muchacho, la comprensión de que no podrá salir de allí en tanto no confiese lo que sus carceleros quieren que confiese, su conciencia de ello, el modo en que la maquinaria que lo aprisiona busca aniquilarlo, lenta e inexorablemente: todo ello hace que, antes que un mero “caso de estudio”, el documental de Henríquez y Côté represente para el espectador una experiencia emocional devastadora e iluminadora.