"A War: La otra guerra" ofrece una visión sobre las consecuencias de las decisiones en pleno campo de batalla, y alterna la violencia bélica con la rutina del ambiente familiar.
La película danesa A War: La otra guerra, que estuvo nominada a "mejor film de habla no inglesa" en la última entrega de los Premios Oscar, está dirigida por Tobias Lindholm -Secuestro-, y cuenta con su actor fetiche Pilou Asbæk, quien asume el rol del Comandante Pedersen, un hombre que se debate entre el cumplimiento de los reglamentos militares, su responsabilidad ante sus soldados y los civiles afganos, en medio de la participación del ejército danés en Afganistán.A War: La otra guerra ofrece una estremecedora visión sobre las consecuencias de las decisiones en el campo de batalla, alternando la violencia bélica con la rutina del ámbito familiar, en el que una esposa y tres hijos aguardan el regreso de padre. Al estallido que sobreviene luego de una calma aparente, Perdersen se ve inmerso en un espirtal de violencia y sufre la baja de uno de sus hombres. Cada decisión tendrá sus consecuenicas en este film que explora el costado humano más que el conflicto bélico en sí. Entre la amenaza que sufre el pueblo afgano ante la llega de los talibanes, los personajes deberán enfrentar sus propios miedos para seguir adelante con una misión sangrienta e incomprensible, de acuerdo a los mandatos que tienen sobre objetivos militares.Con una cámara nerviosa Lindholmse acerca casi al registro documental a través de escenas cruentas que siguen paso a paso los patrullajes de este grupo que reacciona de acuerdo a situaciones de presión extrema. Muy bien actuada por todo el elenco y seguida por un tono tribunalicio que aporta dudas, intriga y un futuro incierto.Este año no se llevó el Oscar, pero el cine danés ganó en 1988 con La fiesta de Babette, de Gabriel Axel; un año después lo hizo con Pelle, el conquistador y el tercer premio de la Academia lo obtuvo en 2011 conEn un mundo mejor, de Susanne Bier. El miedo es captado a la perfección en un relato que nunca detiene su desesperación entre tiroteos y blancos móviles.