La historia no contada sobre uno de los héroes norteamericanos no resultó ser tan interesante.
Historia:
Abraham Lincoln: Cazador de Vampiros es una adaptación bastante libre del libro que lleva el mismo nombre, escrito por Seth Grahame-Smith.
Lincoln se convierte en cazador de vampiros al descubrir que a su madre la mataron los no muertos, así al tratar de buscar venganza se cruza en su camino al extraño Henry Sturges quien le enseñará todo en el arte de la caza de los chupa sangre.
Inconsistencias:
Timur Bekmambetov (director del film) es un hombre de gustos sencillos, le gusta la pólvora, el slow motion y los superpoderes en personas que no los tienen. Si seguimos por la linea de Wanted (Se Busca, 2008) vamos a ver que los elementos en la filmografía del ruso persisten pero no tienen ningún tipo de licencia para esta película, sino que hacen ruido y se ven absolutamente ridículos en figuras tan públicas como la del sexto presidente norteamericano.
A pesar de que su guionista es el mismo escritor de la novela en la que se basa la película, el film se aleja bastante, creo que es una de las cosas que lastima bastante a la narración y muchas cosas se notan que están explicadas superficialmente.
Motivaciones:
El film deja de ser entretenido cuando nos deja de llamar la atención y su ridiculez se convierte en un carga mucho más pesada. Cosas que me cuestan aceptar (presten atención a la escena de la estampida de los caballos) y cosas que me hacen reír cuando indefectiblemente el realizador no esperaba esa reacción.
Quizás el mejor acierto de la narración está en la relación entre Abraham Lincoln y su amigo de la infancia Will Johnson pero no mucho más, los diálogos se sienten fríos y acartonados sin una motivación real que lleve a los personajes a realizar ciertas acciones.
La historia de la abolición de la esclavitud (principal punto que lo hizo grande a Lincoln) se transforma para que los vampiros puedan tener un papel más antagónico aparte de su monstruosidad ya que están a favor de tener esclavos para saciar su sed de sangre. Sin embargo esta faceta de Lincoln está tan mal desaprovechada que no sirve de nada tocar la historia si no se le agrega un trasfondo más importante para su ascensión política.
Conclusión:
Lo mejor que vamos a encontrar en Abraham Lincoln: Cazador de Vampiros es su factura técnica, la fotografía es impecable y los efectos totalmente abrumadores, pero digamos que la tecnología no siempre hacen que la narración mejore. Una película que se olvidará pronto cuando Spielberg estrene su versión realista de Lincoln o quizás antes.