Vampiros, sureños y racistas
Basada en la existencia de Abraham Lincoln, esta historia lo presenta con una doble vida. Un hombre de leyes y futuro presidente de los Estados Unidos, a quien el destino lo llevó a convertirse también en un hábil cazador de vampiros.
Desde pequeño el protagonista tiene dos objetivos: la lucha contra la esclavitud, y vengar la muerte de sus padres. Lo que luego descubre nuestro héroe, es que los malvados a quienes debe enfrentarse para vengar a sus padres no solo son malvados esclavistas, también son vampiros, literalmente chupasangres.
Con la ayuda de un extraño y oscuro personaje, el joven Lincoln aprende todo lo necesario para convertirse en un cazador de vampiros. Así su doble vida se pone en marcha, estudia leyes y profundiza sus convicciones, al tiempo que se va convirtiendo en un hábil y experto cazador.
Lincoln sigue con su carrera, se casa, se convierte en presidente, y no abandona sus hábitos nocturnos. Es un hombre de fuertes convicciones, con un secreto que por momentos le pesa demasiado.
Como es de esperar con la dirección de Timur Bekmambetov ("Wanted") y la produccion de Tim Burton, la película es dinámica, veloz, hace uso del humor y visualmente es tan extraordinaria como excesiva.
No ahorra detalles sangrientos, monumentales peleas que van más allá de lo ridículamente imposible, y hecha mano a cuanto efecto en 3D puede haber, para mostrar a estos vampiros poseedores de una fuerza monumental, y más habilidades de las que generalmente tienen en otras películas, como resisitir la luz del sol o hacerse invisibles. Los humanos no se quedan atrás y despliegan hablidades de lucha tan extraordinarias, como coreográficas.
Con la maldad encarnada en vampiros, que además explotan a las minorías, y la bondad representada por padres de la patria con habilidades de ninjas, la película no podría ser más simplista.
Si bien la historia juega con esta doble faz, de prolibertad por un lado, y vampirismo por el otro. Visualmente es tan fuerte, y el guión tan flojo, que la ironía, o la metáfora, no tiene demasiado lugar, y con tanto peso puesto en lo sobrenatural, resulta ridículo escuchar un discurso de Lincoln, mientras un vampiro en 3D desangra a un soldado del norte.
Entonces la película cae, por momentos, en una trivializacion de temas delicados, como la igualdad o la esclavitud, que no han sido culpa de seres sobrenaturales, sino de humanos comunes y corrientes.