Familia fuera del sistema. Ben (Viggo Mortensen) es el padre de seis hijos a los que ha criado en remotos bosques, viviendo de la naturaleza y sin ir al colegio. Pero reciben de su padre una educación tan particular que son que son física e intelectualmente superiores a cualquier otro niño de su edad: entrenan todos los días, son capaces de sobrevivir en el medio de la naturaleza con solo un cuchillo, jamás usaron una computadora, han leído mucho más que cualquier otro chico, y en vez de festejar navidad festejan el cumpleaños de Noam Chomsky. Estos niños tan evolucionados casi no han tenido contacto con una sociedad que conocen en teoría, a la que analizan y critican en reuniones familiares, hablando de los males del consumo, la violencia policial, y la ineficacia de los políticos. Un evento desafortunado hace que la familia deba dejar el bosque y concurrir a un funeral en la ciudad, así el padre y los seis hijos suben al micro familiar y se dirigen a enfrentarse con ese mundo que han abandonado y al que consideran tan triste e injusto. El padre se enfrenta con un mundo al que eligió renunciar, pero los chicos ven todo por primera vez y las reacciones de los seis serán diferentes; no a todos ellos el mundo les parece tan horrible, es entonces cuando este padre-líder de la manada, tan seguro de sí mismo y arrogante, debe considerar si lo que ha hecho es correcto. Sin duda los chicos son brillantes, reflexivos e inteligentes, pero lo que el filme plantea es si la decisión del padre de alejarlos de todo ha sido la correcta, y si es posible criar niños así de particulares aún dentro de un sistema escolar mediocre y una sociedad donde el consumo les quema la cabeza. Es un filme prolijamente dirigido, con una buena estética pero donde las imágenes son menos importantes que los diálogos, brillantes e irónicos, que surgen al mostrar la realidad a través de los ojos de estos niños, pasando del drama al humor sin desentonar. Viggo Mortenssen se destaca en un personaje que parece hecho para él, y los seis niños realizan grandes interpretaciones, especialmente el mayor encarnado por George MacKay, el más callado y reflexivo de los hijos y el que más ganas tiene de salir del microclima familiar. El final es amable, tal vez demasiado suave para un filme que muestra realidades tan extremas, pero está bien narrado y plantea muchas cosas interesantes en torno a qué es realmente estar fuera del sistema, si hay otras alternativas a vivir en sociedad, y hasta qué punto este padre que le ofrece a sus hijos una vida tan interesante no los está privando de otras cosas y de la posibilidad de elegir.
Nada es lo que parece. Basada en la popular novela de Paula Hawkins, el filme cuenta la historia de Rachel (Emily Blunt), una mujer alcohólica que queda emocionalmente destruida luego de que su esposo (Justin Theroux) la abandona para casarse con una mujer más joven (Rebecca Ferguson) con la que tiene una bebé y forma una idílica familia. Sin trabajo ni proyectos, Rachel sigue tomando todos los días el tren que la lleva hacia la ciudad solo para pasar cerca de la casa donde vivía con su esposo y espiar a su nueva pareja. A unas pocas casas de su antiguo hogar, Rachel descubre a una mujer rubia en una ventana (Haley Bennet) y se obsesiona con ella, ya que de algún modo representa todo lo que ha perdido: una linda casa, un buen marido y una vida feliz. Cuando la mujer desaparece y unos días después es encontrada muerta en un bosque cercano, Rachel se ve envuelta en una complicada trama de asesinato que la obliga a bucear en su pasado y así descubre varias conexiones entre ella y la víctima. Rachel no solo debe aclarar un asesinato, sino que al hacerlo reconstruye su propia vida, rearmando un pasado que no es como ella lo recordaba. En el libro la historia atrapa desde el comienzo y es realmente compleja e interesante, y a pesar de que son muchos los personajes está narrada con bastante claridad. No sucede lo mismo en el filme donde el director construye un entramado de flashbacks con diferentes puntos de vista y cambios narrativos abruptos pasando del suspenso al melodrama, con un mensaje feminista expresado de forma bastante torpe hacia el final de la historia. De este modo, salvo la protagonista, el resto de los personajes no tienen matices, son violentos u obsesivos, o promiscuos, pero solo un lado de ellos es el que se muestra en el filme, lo que no le permite a los actores construir personajes interesantes a pesar tener condiciones para hacerlo. La única que logra un personaje aceptable es Emily Blunt aunque por momentos su nivel de sufrimiento agota. "La Chica del Tren" es una de esas buenas historias que no logran una efectiva adaptación para la pantalla grande. El filme tiene algunos buenos momentos pero nos quedamos con la sensación de que podría haber sido mejor. Pero ya se sabe que el "podría" no existe.
Filmar lo que no esta. El cineasta Andrés Habegger ("Sucesos Intervenidos") dirige este documental donde a partir de unos pocos recuerdos reconstruye la vida de su padre: Norberto Armando Habegger, periodista y militante montonero, quien desapareció en Brasil durante la ejecución del Plan Cóndor. Utilizando fotos, testimonios de amigos y familiares, y el diario que escribía cuando era pequeño -que de algún modo servirá como bitácora de esta historia- Habegger reconstruye la vida de su padre, su infancia, su ideología, los años de militancia, y trata de encontrar respuestas a las preguntas que su padre nunca le pudo responder. Siempre en primera persona, Habegger filma, viaja, lee el diario de la infancia, arma los recuerdos de los años de exilio en México, dándole al filme un aire muy personal, alejándolo de cualquier análisis político o sociológico. La busqueda es personal, y las reflexiones también lo son, aun cuando pregunta cosas que la sociedad siempre se ha preguntado, como por ejemplo porque tenían hijos en una situación tan peligrosa. El cineasta se expone como hijo y reflexiona como padre, alejándose de cualquier postura crítica al respecto. El relato es duro, triste, y nos entrega un interesante retrato de un hombre que sostuvo sus ideales hasta las ultimas consecuencias, cómo fue su vida, su compromiso político, su relación con su familia, y la imagen que le dejó a su hijo. Es un documental extremadamente personal, íntimo, narrado de forma bastante dinámica, en diferentes locaciones, y que a pesar de la complejidad de algunos de los temas que recorre no es tendencioso ni aleccionador, simplemente nos cuenta una historia, la de un hijo que filma para recordar a su padre. Es un filme sobre la memoria.
Faltaba el bebé. Allá por 2001 un personaje salido de un libro la rompió en el cine, se trataba de Bridget Jones, una inglesa que había pasado los treinta y cuya vida estaba bastante lejos del glamour de "Sex and the city"; era más bien una gordita algo torpe que no pegaba una y que en el amor la pasaba bastante mal. Esta versión más realista de una mujer soltera se convirtió en una de las comedias más taquilleras de aquel año, y para 2004 -tratando de continuar el éxito- derrapó con una forzada secuela, que no tenia la mitad de la gracia que la anterior, pero donde Bridget finalmente encontraba al amor de su vida. En esta tercera entrega han pasado unos diez años y Bridget parece haber alcanzado la madurez; ya no está gorda, su vida es mucho más saludable y alcanzó el trabajo de sus sueños. Todo parece combinar con la nueva cara de Renée Zellweger, pero como nada es perfecto al comienzo del filme Bridget cumple cuarenta y tres, y está sola. Luego de un par de noches de pasión -una con un desconocido y otra reincidiendo con Darcy- Bridget descubre que está embarazada, y aquí el eje de la comedia pasa a ser que ella no sabe cual de sus dos amantes es el padre de la criatura, lo que llevará a escenas graciosas, enredos y un trío donde nuevamente Bridget hará sus gracias, Darcy (Colin Firth) será el hombre correcto y acartonado, y Jack (Patrcik Dempsey) será el nuevo objeto de deseo, que hará dudar a la protagonista sin quedarse con el de siempre o arriesgarse a algo nuevo. La química entre Zellweger y Firth sigue funcionando de maravillas, Dempsey aporta mucha gracia a la historia, y Emma Thompson -quien también colaboró en el guión- como era de esperarse interpreta el mejor personaje del filme, una obstetra irónica que se ocupará de contener al trío de futuros padres. Con todo lo necesario para una comedia romántica clásica, Bridget Jones se alejó hace tiempo de la movida feminista, cerrando la historia de un modo muy correcto con un bebé gordito, como si ese fuera el objetivo de toda mujer, pero agregando algunos condimentos para que la historia no parezca tan correcta, como por ejemplo: que Bridget decide tener a su hijo sola y pasados los cuarenta, sigue saliendo con sus amigas y tratará de que su trabajo y su economía independiente no se vean afectadas por la maternidad. El bebé de Bridget Jones es un buen cierre para la historia, un final accesible a casi todo el público femenino, jugando para la tribuna, y alejándose para siempre de aquella solterona atípica del libro que Renée Zellweger interpretó tan bien, cuando engordó para la película, y sus expresiones podían verse en un rostro sin tanto botox.
Musica, alegría y demasiados colores! Los trolls -esos duendecitos sonrientes con pelos de colores- fueron creados en 1959 por el danés Thomas Dam, y desde entonces los hemos visto en remeras, muñequitos, infinidad de merchandising y ahora ha llegado un filme inspirado en ellos. Para la película se ha dotado a los coloridos duendes con personalidades extremadamente optimistas, positivas y extrovertidas. Siempre están contentos, cantan, bailan, hacen fiestas, se mandan cartitas de colores y son felices hasta el hartazgo. Pero como un enemigo es necesario en toda historia, aquí están los Bertenos: unos ogros grises, feos, siempre enojados que creen que la única manera de ser felices es comerse un troll, por eso los persiguen. Cuando algunos de los trolls son atrapados por los Bertenos, Poppy -la protagonista de esta historia- debe salir a rescatarlos junto con Branch, el único Troll enojado de la aldea, quien guarda un traumático pasado. Los trolls salen al rescate pasando por todo tipo de aventuras y desventuras donde como en un musical de Broadway siempre hay una canción para cada momento, así el filme cuenta con una interesante playlist que incluye temas de Earth, wind and fire, Diana Ross, Simon & Garfunkel, y Cyndi Lauper, entre otros; con versiones aceptables en el doblaje, pero excelentes en el idioma original, interpretadas en su mayoría por Anna Kendrick y Justin Timberlake, quienes hacen las voces de Poppy y Branch. Técnicamente el filme es excelente, estéticamente puede cansarnos un poco la vista si tenemos más de diez años. El despliegue coreográfico y de colores es por momentos excesivo y agradecemos las escenas donde aparece el mundo gris de los Bertenos. La vuelta interesante de la película es cuando comienza a reírse de sí misma, mostrando una veta irónica en la que se burla del la felicidad desmesurada de los personajes, y exagera esta condición haciendo que algunos de los duendecitos estornuden brillantina, defequen cup cakes, o digan algunas frases que serán mejor entendidas por los padres que por los chicos. No hay nada nuevo bajo el sol en este filme, pero cumple con todas las expectativas y por momentos las supera, construyendo una historia infantil con muchas aventuras, grandes canciones para que conozcan los pequeños, y mas allá del mensaje positivo y feliz tiene momentos muy graciosos.
Un escritor mentiroso. Mathieu (Pierre Niney) tiene 26 años y trabaja en una empresa de mudanzas, pero su anhelo es ser escritor. Una y otra vez recibe cartas de rechazo de las editoriales en respuesta a sus manuscritos, pero lejos de darse por vencido se empecina cada vez más. Un día en su trabajo, desmantelando una antigua casa, encuentra un manuscrito que pertenecía a un veterano de la guerra de Argelia, y decide conservarlo. Los relatos son impresionantes, y Mathieu al transcribirlos no tarda en convertirlos en un libro narrado en primera persona, con una prosa simple y directa, creando un libro que se llamará "Arena negra" y esta vez los editores no solo lo aceptarán felices, sino que rápidamente el plagiador conoce la fama, el dinero y los premios. Para que la mentira no lo agarre desprevenido el joven escritor hace una profunda investigación sobre Argelia, y construye varias mentiras a su alrededor, sobre su inspiración, su pasado y de donde viene un estilo literario que ni siquiera es suyo. Mathieu tiene una vida extraordinaria, pero también vive con el miedo y la ansiedad de mantener tantos engaños que se convierten en una casa de naipes que parece que pronto se vendrá abajo. Yann Gozlan dirige un filme muy prolijo y correcto, donde la tensión aumenta a cada minuto, mientras el protagonista siempre da un paso más allá, dispuesto a todo por mantener sus logros; porque no es su conciencia lo que lo perturba, sino todo aquello que amenace con desarmar su exitosa vida, así cada nueva amenaza es un desafío, donde el suspenso crece. La temática de la película no es demasiado original, ya hemos visto varios filmes de escritores que comenten plagio, pero hay dos factores que hacen que esta historia tenga algo diferente. Primero se trata de un filme frances, lento, donde el suspenso esta realmente bien llevado, lejos de filmes estadounidenses de fórmula donde solo se busca el impacto; y el segundo factor es su protagonista, Pierre Niney, quien carga todo el peso de la historia sobre sus hombros y lo hace de maravillas, creando un personaje hermético y misterioso que sobre el final encuentra la redención de una forma muy paradójica.
Cuestión de fe. Agosto de 1945 en un convento cerca de Polonia, en el medio de la nieve las religiosas viven a puertas cerradas y nadie sabe lo que han sufrido allí adentro durante la guerra, hasta que una joven novicia desobedece a la Madre Superiora y escapa hacia el pueblo en busca de un doctor. Luego de varias súplicas a médicos que la ignoraban mientras atendían soldados heridos consigue la ayuda de Mathilde Beaulieu (Lou de Laâge), una joven doctora de la Cruz Roja que la acompaña hasta al convento. Al llegar descubre que la monja a la que debe atender está en trabajo de parto, y hay varias hermanas en la misma condición, ya que han sido violadas por soldados del ejército rojo. Al principio se niegan a recibir ayuda, y la única condición que ponen es que la doctora guarde absoluto silencio, nadie debe saber lo que sucede allí, ya que temen que la iglesia las aleje del convento si se entera de lo que ha pasado. La doctora Beaulieu es una mujer independiente, fuerte, acostumbrada a pelear por su lugar en una época en que la medicina era cosa de hombres, pero no logra comprender a estas mujeres sumisas, sufridas, que pretenden arreglar todo rezando y con fe, aun así se solidariza con ellas y es capaz de poner en riesgo su trabajo para poder ayudarlas. A simple vista el encuentro de la doctora con las religiosas representaría el planteo fe versus ciencia, pero la película profundiza un poco más allá de eso al mostrar la relación que cada religiosa tiene con su embarazo; algunas sienten rechazo por los bebés, otras ponen en duda su fe, y en algunas nace el deseo de protegerlos. La historia es muy dura, y muestra desde un lugar muy trágico el rol de la mujer durante la guerra, son muchos los temas que toca y las reflexiones que despierta, pero a pesar de lo interesante que es el argumento el filme no profundiza demasiado ninguno de los temas, quedándose en la superficie de todas las situaciones que muestra, y lamentablemente elige un final muy políticamente correcto para no herir susceptibilidades de ningún tipo de público. La dirección es correcta, con una hermosa fotografía, al igual que las actuaciones, especialmente la de Lou de Laâge que construye un personaje muy interesante y lo interpreta con gran sensibilidad. El filme es un drama que muestra un costado de la segunda guerra que generalmente no vemos en la pantalla grande, sin golpes bajos, con interpretaciones a la altura de la complicada temática, y con un final tal vez demasiado feliz para un contexto tan trágico, pero que deja al espectador con un poco de esperanzas.
Que arroje la primera piedra. Nadezhda (Margita Gosheva) es una maestra de inglés de un pequeño pueblo de Bulgaria, que por un error de su marido se encuentra endeudada con el banco y a pocos días de perder su casa. Su sueldo como maestra no alcanza, por lo que también trabaja haciendo traducciones para una consultoría donde le adeudan dinero; sumado a eso su marido es bastante inútil y tiene una hija a la que mantener. Mientras Nadezhda debe lidiar con un ladrón dentro de su clase al que aun no ha descubierto, aunque le ha dado varias oportunidades de arrepentirse, para tratar de tapar su deuda descubre que debe lidiar con ladrones de mayor calaña, empezando por el banco. Para evitar pedirle el dinero a su padre con quien tiene una horrible relación, cae en las oficinas de un prestamista, sin saber en que se estaba metiendo. Nadezhda tiene poco tiempo para salvar su casa, pero en esos pocos días debe enfrentar más retos que en toda su vida. Sola con el tiempo en contra, desesperada y con miles de contratiempos la maestro pueblerina se vera empujada a hacer cosas que condena dentro del aula. Simple, despojada, naturalista -con un estilo muy similar a los filmes de los hermanos Dardenne-, con una cámara limpia que sin artilugios esta ahí solo para retratar la angustia y peripecias de la protagonista, en un ambiente realista, con una estética cotidiana. Los directores Kristina Grozeva y Petar Valchanov construyen un filme que angustia, por momentos ahoga, pero que tiene pequeñas dosis de cinismo y humor negro con los que muestran una realidad cruel, grotesca y que sirven para que el espectador respire un poco y el relato no sea tan asfixiante. Gosheva carga el filme sobre sus espadas, y lo hace de maravillas, sin exabruptos, sin gritos pero con expresiones que lo dicen todo, llevándonos de acá para allá mientras la espada y la pared le dejan cada vez menos lugar. "La Lección" es un filme denso, sombrío, no accesible para todo publico, que por momentos parece interminable, pero es un excelente retrato crítico de la realidad, en un pueblo pequeño, corrupto, donde los ladrones no usan antifaz y se disfrazan de gente decente.
Ser madre ya no es lo que era. Amy (Mila Kunis) es una joven madre que siempre está pendiente de sus dos hijos, se encarga de que lleven los mejores trabajos prácticos a la escuela y viandas orgánicas hechas en casa. Además, es ejecutiva en una empresa de café, realiza todas las tareas del hogar y como si todo eso fuera poco siempre está esplendida. Tanta perfección no podía durar para siempre y un día las cosas comienzan a tambalear. Entre un marido bastante inútil, un perro enfermo, hijos demandantes y un jefe inmaduro, Amy colapsa en el medio de una reunión escolar, descargando su ira contra Gwendolyn (Christina Applegate) -la presidente del grupo de padres, una insoportable ama de casa con mucho tiempo libre- quien trata con tiranía al resto de las madres, imponiendo reglas absurdas en actos escolares y enventos donde venden tortas. Amy decide que esto no puede continuar así, que la vida no puede transitarse con ese nivel de stress, por lo que junto con otras dos madres -la sufrida Kiki (Kristen Bell) madre de cuatro, y la despreocupada Carla (Kathryn Hahn)-, le hará frente a la autoritaria Gwendolyn para hacerle entender al resto de las progenitoras que una madre puede disfrutar de la vida y permitirse cometer errores. Con la premisa de lo complicada y sufrida que es la maternidad el filme no tarda en caer en varios lugares comunes sobre el cansancio y la falta de reconocimiento, y para salir de allí cae en otros estereotipos: los de la señora que dice basta y de un día para el otro estaciona el changuito de las compras y se va de tragos con sus amigas, se emborracha y descontrola como una adolescente. Utilizando siempre como recurso el humor -no del bueno sino más bien del accesible y efectista-, alguna que otra escena escatológica y mucho descontrol femenino, el filme no escatima en detalles para mostrar el derrape maternal, pero concluye con un final feliz y políticamente correcto donde el mensaje es que lo más importante en la vida de una mujer son sus niños. "Bad moms" -su titulo original, bastante diferente del que le han puesto en las carteleras argentinas- es una película graciosa y entretenida que quedó a mitad de camino entre lo que podría haber sido una buena sátira sobre los estereotipos maternales y se acomodó en el molde de una sitcom, desperdiciando el talento cómico de las actrices, especialmente el de Applegate y Bell, que claramente están para más.
Panadero obsesionado con heroínas literarias. Martin Joubert (Fabrice Lucchini) dejó París hace unos años junto con su familia para instalarse en un pintoresco pueblito de Normandía, y hacerse cargo de la panadería que heredó de sus padres. Sus aspiraciones e ideologías quedaron en París, y ahora desencantado de la vida pasa sus horas entre la panadería y los libros. Hasta que el joven matrimonio Bovery, recién llegado de Londres, se instala en una casa cercana y Martin queda fascinado con la belleza de su nueva vecina llamada Gemma (Gemma Artenton). El encanto de su vecina y su literario apellido hacen que Martin se obsesione con ella, la siga, la espíe, y con su voz en off narranado la historia construya elucubraciones y teorías sobre lo que sucede en la mente de la joven, quien pronto se aburre de la vida campesina y no tarda en conseguir un par de amantes, lo que aumenta aun más el morbo y la obsesión del panadero. Basada en la novela gráfica de Posy Simmonds y dirigida por Anne Fontaine, bastante más contenida y accesible que en sus mejores filmes, tal el caso de "Nathalie X", "Cómo Maté a mi Padre" o incluso la reciente "Madres Perfectas". El filme está lleno de sensualidad e interesantes guiños literarios, bastante ironía y sobre todo en el final algún toque de comedia negra, pero siempre sin salirse del molde; esa explosión que el espectador espera nunca sucede y se pierde entre personajes secundarios poco interesantes, y reflexiones sobre la actual burguesía que tampoco aportan demasiado. Con buenas actuaciones, bien dirigida y con una hermosa fotografía, la película se queda en el camino y termina convirtiéndose en una interesante comedia con graciosas referencias literarias.