Soledad a la distancia
A toda velocidad y como si fuese un tour cinematográfico por Nueva York, digna herencia del cine de Woody Allen y su omnipresente Central Park, el joven realizador Martín Piroyansky condimentó su opera prima a pura urbanidad.
El filme gira en torno a Pablo (Abril Sosa), un bohemio que vive en su mundo, es idealista y muy vago. Trabajar para él es una ofensa (“yo no quiero pensar que mi trabajo es por plata”, dice) y la paciencia de su novia Valeria (Carla Quevedo) se agota.
Ella es maître en un bar-restaurante de la zona de West Village y con lo que gana banca solita las cuentas del departamento que alquilan. El, de yapa, tiene problemas con la bebida, con todos los problemas que ello acarrea. Una pareja (despareja) de expatriados que se juntan (mitad a la fuerza, mitad por necesidad) de vez en cuando con otros argentinos.
El acierto de Piroyansky en Abril en Nueva York es poner el foco en la soledad de los protagonistas, desde el desarraigo hasta las situaciones sentimentales. También en cómo construye los casos de discriminación laboral con sutileza, donde se marca muy bien la condición de extranjero. “Acá tenemos que hablar en inglés”, le dice un latino que entrevista a Valeria en su despacho. La maltrata feo, sinónimo del derecho de piso.
Lo que resta en este filme es la relación casi infantil de la pareja protagonista, ella habla como si fuese una nena, duerme con un osito cuando su novio deja la vivienda, se pelean como infantes o huyen de un restaurante sin pagar, por una decisión unilateral (y caprichosa) de Pablo que, por varios momentos, da vergüenza ajena, como cuando se pone a cantar ebrio y el filme se desdibuja.
El recurso del fuera de foco, inteligentemente usado cuando los jóvenes entran en conflicto, la aparición de un tercero (Ben, por Matt Burns) que busca seducir a la muchacha y parece “oler” cuando Pablo y Valeria están en conflicto, se redondea con una sorpresa que reacomodará los tantos.
“Me siento feliz, pero también estoy muy sola”, le dice Vale algo desolada a una profesional de la medicina. Una frase que puede aplicarse a muchos ámbitos de la vida, en el exterior del país.