“Academia de vampiros”: SHOPPINGS, CELULARES Y UN POCO DE SANGRE
Con el correr de los años, las grandes transformaciones en la comunicación y los avances tecnológicos se fueron haciendo cada vez más partícipes en la vida cotidiana de las personas. Lo material como necesidad, la mujer como objeto de deseo y el teléfono celular como una extensión del cuerpo humano, son algunos de los conceptos que giran en torno a este contexto. Pero a pesar de todo eso, nadie iba a pensar que este mundo podría trasladarse al mismo de los vampiros, ese antiguo personaje mítico que causaba temor y miedo en la mayoría de la gente.
A partir de la saga “Crepúsculo”, esta criatura logró renacer y sumergirse en el siglo XXI y en el corazón de todas las mujeres adolescentes. Aparentemente, es por esa razón que los estudios volvieron a incurrir sobre este método y ahora nos traen “Academia de vampiros”, un nuevo film teñido por el estilo de vida universitario estadounidense y los ya conocidos mitos vampíricos. La película, dirigida por Mark Waters, quien llevó en dos ocasiones a Lindsay Lohan hasta el estrado de los MTV Movie Awards, relata la historia de Lissa (Lucy Fry) y Rose (Zoey Deutch), dos amigas que asisten a una escuela exclusiva para seres de su especie. La primera de ellas es una princesa Moroi (vampiros mortales y pacíficos), mientras que la segunda es una rebelde Dhampir (guardianes, mitad vampiros, mitad humanos, encargados de proteger a los Moroi). Luego de escaparse de la academia, son obligadas a volver a los peligros de la misma, en donde merodean los Strigoi (malvados vampiros inmortales), quienes quieren terminar con las 12 familias reales de los Moroi con el fin de dominar la sociedad. A partir de allí, los protagonistas y antagonistas comienzan a revelarse haciendo que las acciones transcurran a tal punto que la tensión va aumentando a medida que el final se acerca.
De esta manera, bailes, reinas, grupos de amigos que se odian, shoppings, escotes, algo de bullying, y un poco de sexo, se fusionan en una misma historia con sangre, colmillos, estacas, noches peligrosas y seres inmortales. Del mismo modo se hacen aquí presentes algunas mujeres detestables, los mayores entrometidos, muchos cuerpos esbeltos y varias caras bonitas, que son las que intervienen en el sentimiento de amor-odio del público expectante.
Un reparto con poco renombre, música pop a la moda y algunas ideas o escenas que nos recuerdan mucho a “Chicas Pesadas” (2004) o a las películas de Harry Potter, son las que terminan de redondear un film aceptable que no provoca dudas pero sí deja algunos cabos sueltos que dan espacio a pensar que una futura secuela es posible.
A pesar de que uno pueda ser fanático o no de este cine meramente comercial y de que seguramente Drácula esté revolcándose en su tumba, no caben dudas de que estas fórmulas nunca fallan ya que presentan una temporalidad y espacialidad clara, hechos sumamente entendibles y un ritmo acelerado que da como resultado una película rápida y divertida. Las niñas saldrán de la sala contentas y creyendo que alguno de estos personajes se pueden esconder entre los nuestros, mientras que los acompañantes quedarán satisfechos por haber cubierto entretenidamente su tiempo.