Acné es una comedia fresca y ligera sobre la iniciación que responde a la tradición más pura del género. En este caso nos cuenta las tribulaciones de un adolescente judío de Montevideo en busca de su primer beso. Sin embargo, el planteo no es tan inocente como aparenta. A pesar de su corta edad, Rafa Bregman ya tuvo su primera relación sexual con una prostituta. Pero el primer beso en la boca se revela más difícil de obtener porque su hermosa compañera, la rubia Nicole, no se manifiesta sensible a sus avances. El protagonista tiene dos obsesiones con las que ocupa todo su tiempo: eliminar las pequeñas erupciones que aparecen en su rostro y dan título a la película, y ensayar el ansiado beso que provoca su desvelo y lo lleva a hacer un borrador con todo lo que cae bajo sus labios. En su afán, Rafa descuida los cursos de piano y otras responsabilidades pero, sobre todo, disipa la posibilidad de descubrir parte de su propia historia familiar, que la película insinúa con pequeños comentarios sobre la vida cotidiana de la comunidad judía de Montevideo. La mirada del director es por momentos fría y distante, pero los esfuerzos del protagonista, sus torpezas, incluso su extrema indolencia aportan la cuota de ternura necesaria a una película modesta e inteligente, formalmente rigurosa, que entrega un desenlace honesto y efectivo para los sinsabores del adolescente.