Pequeña película, realizada con humildad, que merece ser vista y disfrutada.
Rafa es un adolescente reciente, deseoso de realizar su primera conquista amorosa, de dar su primer beso a una chica. Si bien ya tiene relaciones sexuales, sea con la mucama que trabaja en su casa o en algún prostíbulo típico montevideano, Rafa está ansioso por lograr su primer encuentro amoroso genuino.
Él pertenece a la comunidad judía de la alta burguesía uruguaya. Este es un dato clave, especialmente para comprender el modo de socialización con el que Rafa se integra al mundo adolescente. La escuela, la comunidad, las prácticas de poder y segregación, todas ellas de algún modo son eficaces a la hora de constituir la subjetividad del joven.
La película cuenta con sencillez los días de este chico en busca del amor (o algo que se le parezca bastante) en tanto sus padres se separan y su mejor amigo se va a vivir definitivamente a Israel.
Con recursos muy legítimos el director cuenta con precisión las situaciones de la vida del Rafa, sin ningún momento estridente, ni tampoco ninguna dramatización de aquello que podría serlo. Esta es una más de las “pequeñas” películas que el cine uruguayo actual nos está entregando. Hecha con la humildad propia de quien cuenta una vida que no se diferencia de muchas otras pero que, como todas esas, vale la pena vivir y experimentar. Especialmente en el momento de gloria que representa el mítico primer beso.