Vientos ya lejanos
Cuando en 2001 25 Watts, de Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll nos deslumbró a todos, por su uruguayosidad con toda la inocencia y picardía de ese pueblo, respiramos tranquilos, por fin Uruguay empezaba a hacer cine uruguayo, sin influencias externas donde las situaciones dramáticas se solucionaban a la uruguaya. Después nos dimos cuenta que no era tan así y solo recién con la aparición de El baño del Papa (2006) de Enrique Fernández y César Charlone, volvimos a tener un pequeño espacio para la esperanza de que 25 Watts, hubiera sido el inició de algo, pero si lo fue, Acné no está en esa senda.
El director Federico Veiroj trabaja sobre una historia de esas en que no pasa nada nunca, el reino de la insinuación y la amenaza, de lo que esta por llega y nunca llega, algo tan peligrosamente parecido, por no decir igual, al obsoleto Nuevo Cine Argentino, donde adolescentes y no tanto (pero que adolecen igual) transitan por el mundo tal cual fue siempre, donde su mirada la rige lo generacional y punto. Acné, al igual que sus primas del otro lado del estuario, aburre desde el principio al final.
Durante la hora y media de sus penosa existencia la cámara seguirá en detalle la vida ordinaria de un chico ordinario. Un montevideanito, de unos trece años, donde su mayor problema pasa por el acné de su cara, poder asaltar a la mucama de su casa a alguna hora deshonesta y encontrar al amor de su vida, cuestiones que los adultos sabemos que pasan, al acné me refiero.
Que el muchachito del cuento sea judío, no aporta nada all “drama” y lo mismo pasaría si el protagonista fuera jamaiquino, chiprota o camboyano, por lo del acné se entiende. Nada que el viento esperanzador de 25 Watts y El baño… sopla ya lejano y para aquellos que conocemos a los uruguayos, sabemos muy bien que tienen otra manera muchos más uruguaya de hacer las cosas.