Una de fantasmas y de cámaras digitales sin ninguna sorpresa
La película japonesa insiste en el sobrevaluado esquema de hacer una película de bajo costo, con solamente dos actores dentro de una casa de dos pisos, y aprovechando que todo lo que se ve es registrado con una o dos cámaras digitales, con ínfima luminosidad.
Aquí, la joven Haruka llega a Tokio desde los Estados Unidos con ambas piernas enyesadas tras un accidente automovilístico. La reciben su padre y su joven hermano Koichi, que acaba de comprar una cámara. Apenas el padre se va de viaje de negocios comienzan los problemas. Una noche en su dormitorio su silla de ruedas cambia de lugar. Como Koichi sospecha de alguna intervención "fantasmal", pone la cámara en el lugar y registra los movimientos nocturnos. Durante hora y media vemos gritar a Haruka y correr a Koichi, mientras estallan vasos y se dan algunos forcejeos con un demonio invisible. Fin. Esa es toda la trama, un desenlace previsible que no sería correcto develar en este comentario.
Es curioso el uso del "0" para el título local de este film, que en realidad lleva el "2", y en verdad no es una cosa ni la otra sino una copia del original de Oren Peli (un cartel inicial reconoce la inspiración), del que en pocos días se estrenará aquí el tercer episodio.
Lo que ocurre es que ni aquellos dos productos de manufactura norteamericana ni éste con sello japonés se sostienen porque sus cimientos son muy débiles y a esta altura su estética, muy trillada. Hay mejores cosas para hacer en hora y media.