La única asustada es la protagonista
El éxito de la saga de «Actividad paranormal» provocó ya una tercera parte legal a punto de estrenarse en Estados Unidos, y también esta especie de copia que repite el formato de «material de archivo encontrado luego de un hecho extraño», etc., sin muchas variaciones al fenómeno de fantasmas que perturban las noches, salvo que en este caso el espectro es nipón, igual que sus víctimas (eso sí, las cámaras de las películas anteriores seguro también fueron japonesas o, por lo menos, chinas).
Aquí también hay una variación sobre el estado de los personajes: la protagonista, es una japonesa recién llegada de Estados Unidos con las dos piernas rotas producto de un accidente del que no quiere hablar mucho, ya que fue con una asesina que ya tenía varias víctimas previas y, además, ella provocó una muerte en medio del choque.
Como la chica asegura que por la noche su silla de ruedas se mueve sola al lado de su cama, su hermano, últimamente obsesionado con grabar todo con su nueva cámara, toma la decisión de monitorear la habitación en horas nocturnas. Y por las dudas pone una montañita de sal adelante de la puerta, que por supuesto aparece pisada a la mañana siguiente. Pero no se ve quién la pisa, sólo el efecto de la montañita pisada por una especie de pie invisible.
Pronto hay más episodios sobrenaturales por las noches, y también llega un monje para realizar una ceremonia purificadora en la casa. Pero todo sigue bastante mal, incluso para el espectador que no encuentra nada demasiado nuevo ni verdaderamente terrorífico en la historia, que además, gracias al formato reality, no tiene casi ningún atractivo formal. Las otras «Actividad paranormal» daban miedo, pero ésta, al final, sólo incluye gritos histéricos de la pobre japonesita enyesada.