Queridos lectores, ¿cómo desean que yo encare el análisis de este film? ¿Algún "telépata" por la web? Sin respuestas. Propongo tres tópicos centrales: la cámara de mano supuestamente llevada por los protagonistas, el fenómeno paranormal (el conocido Poltergeist) y el grado de temor o "susto" del espectador. Aduzco con mis escasas propiedades telepáticas que ustedes también creen que "viejo, malo y poco" podrían corresponder a los puntos expuestos como sus características sin faltar a una verdad de cuya evidencia todos dudaríamos menos que de la existencia de un fantasma endemoniado en este cuarto desde donde les escribo.
Sin chistes negros, la protagonista de Actividad Paranormal 0: el origen observa cómo su silla de ruedas se mueve de su sitio por la noche. Sin pasar por Freud y los deseos inconscientes, consulta a su hermano quien, harto de psicoanálisis, cree que este hecho puede deberse a un espíritu que ronde el hogar que habitan. Él no se detendrá hasta comprobar fílmicamente su (in)existencia y ella no lo hará hasta develar un terrible secreto.
La relación con la verdad de amor/odio que los hermanos sostienen lamentablemente no logra traslucirse al nivel cinematográfico de la película dirigida por Toshikazu Nagae. Si bien el espectador suele ir a la zaga de la verosimilitud, en Paranormal Activity: Tokyo Night cabe esperar no más que la sucesión de hechos paranormales concatenados por el uso de la cámara de mano, sin preocuparse por su verdadero sentido, y tantos otros sentidos, como se pudo ver en la española [REC].
Por último, este estreno se ha efectuado junto con una nueva entrega norteamericana (la presente es japonesa) de Actividad Paranormal, pero esta avalancha de espíritus sólo provocan el odio de fanáticos del terror y la confusión fantasmática de ciertos directores que creen que es necesario continuar con un formato para recuperar posibles virtudes de la original propuesta y que ello es hacer cine. Nadie lo niega, aunque deberían ser atravesados por algún demonio ¡cuanto antes!.