Más miedo, mejor historia.
Estructurada en días y con elementos más atrapantes que en la primera parte, Actividad paranormal 2 logra inquietar y asustar al espectador que aguarda presencias del más allá. Si bien el film muestra poco, justamente allí reside su secreto, crear una atmósfera en la que lo cotidiano se transforma en pesadillesco.
El director Tod Williams enhebra un relato más interesate que el original a través de una narración que se ha puesto de moda en los últimos años con El proyecto Blair Witch, Cloverfield, REC y la más reciente El último exorcismo.
Aquí la acción transcurre sesenta días antes de la muerte de Micah. Después de un aparente robo, el jefe de la familia, Dan, coloca una serie de cámaras de seguridad en toda la casa para proteger a su familia: su esposa (hermana de la protagonista del film original); su pequeño hijo Hunter; la hija adolescente y la niñera latina que siente presencias malignas dentro del hogar.
Los escenarios de Actividad Paranormal 2 son el patio con la pileta; la habitación del bebé; la cocina; el living y la entrada. Sólo con una cámara de video hogareña y las de seguridad (fijas desde diversos ángulos), la película construye lentamente el miedo y echa mano a recursos conocidos.
Las presencias de la perra, la hija adolescente y el bebé funcionan como piezas claves dentro de la historia y avecinan lo que se viene. Y no es casual que estos personajes vean "más allá" que el resto y que un padre de familia muy racional que no cree en fantasmas, tópico infaltable del género fantástico.
Como una suerte de Poltergeist, pero en escala menor, casi sin efectos, el film hace esperar al espectador pero guarda su diabólico accionar para el final. Y lo más interesante en este caso es cómo articula la narración a la manera de una precuela que da sentido y unidad a las dos películas de esta saga que promete continuar.
Si quieren sustos, ahí los tienen, servidos en bandeja...