De un tiempo a esta parte vienen generándose proyectos audiovisuales de un amateurismo que da miedo, sobre todo cuando el género a que se recurre es el terror, para lo que no dejan de parecer, ser practicas de estudiantes de “cine”, que creen que todo se remite al uso de la cámara, la luz, y sobre todo el volumen del ambiente y la música.
Aclaro para que no ensombrezca, digo volumen y no sonido, pues éste en el cine, el bueno, cumple también funciones narrativas.
En cambio el volumen sólo esta puesto, de exabrupto y con el único fin de sobresaltar al espectador.
Si a esto se le agrega que el ejercicio se encuadra en la para algunos “novedosa” modalidad del falso documental, tipo “The blair witch project” (1999), que es una secuela, tenemos cartón lleno.
La primera “Actividad Paranormal” (2007) fue inexplicablemente todo un éxito de taquilla, aunque sabemos que esto no define nada, pero si da pie a que se realice una segunda parte, con el sólo fin de abultar la recaudación. Y la información que esta llegando desde la “madre patria” (EEUU) parece haber logrado el objetivo.
Metiéndonos de lleno con el film, el axioma reza que nunca segundas partes fueron buenas, y esto también se cumple, pero, paradójicamente, en este caso es mejor que la primera, aunque es verdad que no había que hacer demasiado esfuerzo para superarla, bastaba con poner a un director técnico profesional al mando, que es lo que sucede en esta producción.
Tod Williams, como realizador responsable, utiliza los mismos mecanismos que su antecesor, esto es el registro a través de una filmadora hogareña y le agrega las de vigilancia de la casa.
Todo transcurre frente a las lentes de esos dispositivos de video.
La historia comienza dos meses antes de los acontecimientos de la primera, y lo hace para cerrar la historia, aunque, y como no quiero pecar de ingenuo, todo esta dispuesto para una tercera.
En esa casa, cuya propietaria es la hermana de Katie, casada, tiene un bebe, un perro, un marido, y una hijastra, comienzan a suceden cosas extrañas sólo registradas al principio por le perro, luego por los restante integrantes del grupo familiar.
¿Por qué se quedan?
Como dije antes, supera a la primera, por los tiempos narrativos y por algunas cuestiones estéticas, nada más.