En el 2007 Oren Peli se anotó un gol de media cancha con Actividad Paranormal, una de fantasmas y posesiones demoníacas rodada con cámara en mano y protagonista en primera persona a lo Blair Witch Project. No sólo el filme de Peli fue un éxito arrollador en lo comercial sino que sirvió para redescubrir la frescura del lenguaje narrativo aplicado en The Blair Witch Project, el cual pronto probó que podía transplantarse hacia otros géneros con implacable eficacia. Así se sucedieron una avalancha de filmes rodados en primera persona que tuvieron por protagonistas a alienígenas, monstruos gigantescos, zombies, super héroes y manadas de dinosaurios, por sólo mencionar los primeros ejemplos que se me ocurren, los cuales tuvieron rendimientos más que aceptables en la taquilla. Mientras que el estilo "documental" le da efectividad a los shocks, por otro lado desmerece la historia en cuanto a la tridimensionalidad de los personajes y la profundidad de la trama; todo es demasiado inmediato y circunscripto a lo que pasa en el plano que capta la cámara, con lo cual desaparece el resto del mundo, los flashbacks para explayar cosas, o siquiera las escenas protagonizadas por otros personajes que no sean los principales.
En cuanto al cine de horror, Actividad Paranormal era tremendamente efectiva. Ok, es estúpido que alguien grabe todo el tiempo cosas espantosas que están ocurriendo cerca de uno o, que es peor, cuando están a punto de devorarlo a uno; pero, por el otro lado, es un enfoque delicioso que ubica al espectador en el mismísimo lugar de los hechos. Es por eso que la gente ha tolerado los problemas argumentales de Actividad Paranormal y sus secuelas, simplemente porque estos filmes tienen mayor cantidad, calidad y efectividad de sustos que el 90% de los tan mentados filmes de terror que se producen hoy en día. Pero, si uno analiza en detalle la saga, verá que la historia de fondo ha avanzado poco y nada; las secuelas han funcionado básicamente como precuelas, intentando dar pistas sobre el origen de la entidad maléfica que ha perseguido (y poseído) a la protagonista del primer filme desde que era niña pero, por otro lado, por cada pregunta respondida se generaban una parva de nuevas inquietudes... que la siguiente secuela / precuela nunca terminaba de satisfacer y que sólo terminaba por acumular en una montaña interminable de interrogantes.