El mismo ritual
Con la misma temática que las versiones anteriores -en que los hechos sobrenaturales quedan grabados en video por medio de cámaras digitales, notebooks, y demás aparatos tecnológicos que parecen estar presentes, prendidos y siempre con batería, para registrar todos los hechos que suceden en esta familia feliz- se presenta esta cuarta entrega de una saga que no da para mucho más.
En la primera parte de la película, vemos un video en el que una tía desaparece junto con su sobrino, y nunca más se sabrá de ellos. Años después un nuevo video registra otra familia, feliz, con dos hijos y una casa hermosa. Hasta que un pequeño vecino misterioso debe pasar unos días con ellos, y cosas raras comienzan a suceder.
Mucho susto a base de efectos de sonido y alto volumen, combinados con imágenes "realistas" que buscan generar mayor cercanía con el espectador, no alcanzan para provocar un horror auténtico y apenas sí provoca una emoción más cercana a la que ofrece un laberinto del terror de un parque de diversiones. Si solo se busca esa mínima emoción, está bien; después de todo no pretende ser más que un entretenimiento absolutamente pasatista, y en ese sentido cumple.