No piensen que no me gusta la franquicia, ni que soy de esos críticos que defenestran este tipo de producto. Me gustó el punto de partida y la construcción de los elementos que son pilares de la propuesta y la sigo, desde su inicio. El año pasado disfruté la tercera entrega, aunque ya en aquella oportunidad, sentí que daba algunos signos de agotamiento la progresión argumental y que sería reemplazada un poco por el humor negro, sutil en la anterior y extraviado, en esta última.
"Paranormal Activity" siempre tuvo una premisa de salida interesante, aportar con cámara fija un encuadre particular para subrayar el suspenso en hogares y lugares cerrados. Claro, con el correr de las entregas hubo que agregar modificaciones, generar un eje conductor y apelar a algunos cambios tecnológicos para seguir sosteniendo el interés de la audiencia. En este opus cuatro de la saga, los que brillan son los dispositivos tipo notebook, que pululan por toda la casa y con los que se comunican la protagonista de la historia, una adolescente que vive conectada a sus máquinas y eso justifica que las cámaras que se vean correspondan a ese ángulo.
La historia, es la de una familia común, que tiene dos hijos, uno adoptado y un vecinito que juega mucho con ellos. Viven en los suburbios, de manera confortable (es una casa amplia, de varios pisos, ideal para ser filmada en este contexto) donde pasan cosas. Los seguidores y fans de la propuesta entienden rápido como viene la mano: este pequeño tiene un pasado que lo condena, pero su grupo primario no lo sabe y deberá enterarse de la peor manera, cuando vengan por él...
Nada más se puede ni se debe contar. El rol central está en manos de una teen con pocas luces (Kathryn Newton) así que no tengan muchas esperanzas de ver una buena curva dramática porque no se dará, simplemente. Los aspectos técnicos, son los que ya conocidos, puertas que se abren y cierran, gente levitando, gritos, arañas que se caen, estallidos, bah, los que usteedes ya conocen... están correctos. Nada que no sepamos.
La dirección de Henry Hoost y Ariel Schulman (quienes vienen de hacer la anterior pero esta vez no eligieron un buen libreto, se ve) es convencional y apagada, perdieron el humor que habían encontrado en la anterior y sólo se permiten narrar con lo ya conocido, que se va agotando con el correr de las entregas...
Seguramente, es el punto más bajo de todas las "Paranormal Activities" pero hay que reconocer que tiene su público cautivo y convocará muchos fieles para disfrutar del rito otra vez. Lo cual está bueno. Si, me gustaría, que para la próxima, hubiera un mayor compromiso con el libro a la hora de pensar cómo seguir adelante, sin caer en la repetición de ideas. Esperemos. Digo, tenemos un año hasta la próxima. Tiempo hay.