Sin espacios para el terror
La tarea del crítico siempre es placentera, aun cuando semana a semana la calidad de los estrenos sube y baja en forma permanente. Pero además de buenos o malos títulos, el problema más grave aparece con un grupo de películas, especialmente relacionadas al terror, donde se repite una fórmula, un gesto, una manera de hacer cine que se agota en los primeros minutos, ya de por sí nada sorpresivos y repetitivos desde su forma y contenido.
Actividad paranormal 3D es sólo eso: parecida a la primera, a las siguientes y a las que vendrán pero con la acotada novedad en donde las imágenes se justifican sólo por el uso y abuso de los anteojitos. El argumento destaca a un matrimonio (otro) y a su pequeña hija (otra más) mudándose a una casa en Palo Alto, California. Los Flegges, Ryan, Emily y la niña Leila, viven sus primeros instantes de alegría en el nuevo hogar pero al poco tiempo (como siempre) surgirán los ruidos extraños, los retornos de fantasmas, las viejas cintas descubiertas en un desván que recobran su vigencia y las corridas e intentos de súplicas del clan ante inexplicables sucesos que parecen provenientes del más allá. El centro de interés será la gurrumina Leila, en la centésima repetición temática con niña asustada de protagonista desde los tiempos de aquella Poltergeist de los '80.
Pero las cosas cambiaron, para mal, como se observa en la mayoría de las películas genéricas. Desde hace tiempo, las actividades paranormales y los exorcismos filmados de manera tensa y nerviosa, la ausencia del fuera de campo y la explotación hasta el cansancio de esa camaritas que todo lo registran, invadieron sin culpas al terror y al suspenso contemporáneos. Entre sustos gratuitos, un presupuesto berreta disfrazado de alto presupuesto, interpretaciones de segunda y una nula construcción del espacio en el cine (esencial para dilucidar a los buenos y los malos films genéricos), transcurre esta nueva y triste mirada sobre el terror.
Hace un par de meses se estrenó Te sigue, ejemplo de suspenso y horror retro adaptado al nuevo siglo que pasó casi desapercibido en la taquilla. Un plano, solo uno de ese film, también de bajo presupuesto, vale más que las cinco actividades paranormales. Y así estamos