Quieren sacarle jugo a las piedras
Es notable como una fórmula aparentemente odiada por -casi- todos como el terror found footage, recula y vuelve a lanzarse impetuosamente: este es el caso de la franquicia Actividad Paranormal. El found footage tiene en The Blair Witch Project (1999) a la madre de todos los males, que tardó en hacer ebullición y fue precisamente con Actividad Paranormal que se diseminaron estas películas en las que se buscaba exponer el –supuesto- registro de un acontecimiento con una camarita de vídeo, en mano y en una calidad amateur, y sin importar la premisa: un monstruo que ataca una ciudad, un grupo de jóvenes que experimenta sobre sí mismos poderes sobrenaturales, cintas encontradas en una casa abandonada que cuentan historias terroríficas, etc. Que funcione muy bien para el género de terror el escenario de un registro realista tiene su razón de ser en la búsqueda del miedo: mientras más real (la construcción) mejor. La tensión del verosímil se desplaza al estatuto de lo real, este giro formal eclipsó cualquier idea narrativa más o menos profunda. Mejor dicho, se mantuvo la estructura flaca de las historias de jóvenes encerrados: en un hospital (el caso de Fenómenos Paranormales) o en otros espacios (algunos cortos del díptico Las Crónica del Miedo), y otros experimentos más arriesgados como Poder sin Límites (que lograba escapar de la fórmula reiterada de adolescentes sin mucho seso atormentados por seres o espíritus extraños) eventualmente recaían en lo mismo...