Arrinconarse en su propia mitología de poco y nada le sirvió a la saga, como ya lo demostrara la insípida Paranormal Activity 4. Y, como si una pálida entrega no fuese poco, el podio que todos los octubres le pertenecía a la franquicia se vio vacante, posiblemente tras la desesperación de los productores al no encontrar un nuevo capítulo que valiera la pena y filmarlo en tan poco tiempo. Durante un cierto lapso, confirmado en una pequeña secuencia post-créditos en la cuarta entrega, se quiso capitalizar con uno de los sectores demográficos que más atrapaban película a película, y eso era la religiosidad inamovible de los latinos. Christopher Landon, guionista de todas las secuelas -hasta el momento-, vio la oportunidad y se lanzó de lleno a escribir y posteriormente dirigir este spin-off que está tanto o casi tan ligado a la trama general de la saga como cualquier otra parte.
Paranormal Activity: The Marked Ones genera vientos de esperanza para una línea de horror que estaba francamente en decadencia con un sólo paso en falso -cof, PA4, cof- y lo que mejor hace es negar que dicho paso en falso haya ocurrido. Básicamente, Landon creó una pequeña película que se encarga de agregar más interrogantes de los que resuelve, pero a la vez se despacha con una quinta parte no-oficial tan desarticulada y agresiva que es un milagro por partida doble. Primero, porque genera caminos nuevos por recorrer dentro de la mitología, y segundo, porque no recuerdo haber pasado un buen rato con la saga desde hace tiempo, quizás con la terrorífica tercera parte.
Desde lo técnico, se dejó de lado las cámaras estáticas para favorecer la dinámica de la cámara en mano, detalle cansador pero dentro de las reglas del juego en la franquicia, funciona. También el cambio de aires pasa de ser una pareja o una familia acechada a un chico común y corriente de origen latino que vive en el barrio de Oxnard, a la legua lleno de compatriotas. Este muchacho, Jesse, acaba de terminar la secundaria y junto con su inseparable amigo Héctor y su interés amoroso, Marisol, investigarán la muerte de una de sus vecinas, que claramente ocultaba secretos en su departamento. La química entre los tres es fresca y, por sobre todo, divertida. Todo sobre The Marked Ones se siente renovado, desde los gadgets -una cámara GoPro, un juego Simón Dice actuando como tabla Ouija- hasta el espíritu jovial del film.
Este sentimiento de diversión acompaña a la trama en una simbiosis perfecta y cuando empiezan a llegar los sustos, se mezclan de una manera perfecta y orgánica. La trama avanza hasta un punto en donde elementos de las tres primeras partes confluyen y generan un acto final lleno de expectativas, para culminar con una escena tan sorprendente como confusa. Quizás ese momento, puro fan service a rabiar, haya sido una manera grandiosa de terminar la película de forma grandilocuente, pero en retrospectiva le deja el camino duro para que Paranormal Activity 5 desenmarañe esa secuencia que se convierte así en una rara y a la vez icónica imagen final para la posteridad.
Inesperadamente, Paranormal Activity: The Marked Ones le insufla a una saga casi moribunda nuevos motivos por los cuales seguir respirando. Entretetenida y escalofriante al mismo tiempo, este spin-off no tiene nada de tal y no me asombraría que lo incluyan en un box set en un futuro no tan lejano. Una sorpresa del género para empezar el año de la mejor manera.