Terror sin fronteras
Desde 2007 "Actividad paranormal" conserva su coherencia: algunos personajes continúan en la saga, como Katie y Kristi, que en esa película inaugural eran niñas, y Ali y Micah, todos antiguas víctimas. Y permanece el terror sustentado en la cámara subjetiva, además de la referencia ineludible a "El proyecto Blairwitch" y su uso de metraje encontrado. Pero ahora, Christopher Landon, el ex guionista de la saga se puso, además, detrás de cámaras.
El salto oxigenó una idea que ya no tenía mucho más para explotar. Básicamente, el terror puede está en cualquier parte y nadie está a salvo, según Landon. Así, el director introdujo dos variables centrales: desde lo narrativo, ahora el mal no se ensaña sólo con los WASP (blanco, anglosajón y protestante) sino que se extiende a las minorías, en este caso inmigrantes mexicanos de primera y segunda generación.
Y, técnicamente, abandonó la grabaciones de cámaras de seguridad por el registro de una grabadora doméstica que funciona como soporte de toda la película. La trama transcurre casi en su totalidad en un condominio donde viven varias familias mexicanas, epicentro de la nueva incursión maligna en busca de perpetuarse.
Con todo el color local -se habla de tacos, se alternan el español y el inglés, hay referencias respetuosas a la religiosidad de una abuela muy graciosa que toma tequila con culpa hasta que se pone a cantar- la película tiene la virtud de alimentar el suspenso con recursos conocidos utilizados con mesura y, sobre todo, sin mostrar sangre.