Con sabor latino llega esta nueva entrega de la exitosa saga “Actividad Paranormal”, titulada en este caso “Los Marcados”(USA, 2013). Bajo la dirección de Christopher Landon (productor y guionista de “Paranoia” o la serie de TV “Dirty, Sexy Money”) en esta oportunidad la secuela (ya la número 5) se centrará en dos jóvenes amigos (Héctor -Hector Díaz- y Jesse -Andrew Jacobs-) obsesionados por una vecina a la que llaman “loca” y cómo se inmiscuirán en un caso paranormal.
Recién egresados del secundario, y sin otro plan más que no hacer nada, los amigos (a los que también se suma una muchacha llamada Marisol) pasan sus días escuchando música, bailando y fumando sustancias ilegales.
Pero del departamento de Ana (la vecina) siempre se escuchan ruidos y gritos extraños a toda hora, por lo que los amigos(una especie de Beavis and Butthead humana) decidirán investigar introduciendo cámaras a través de las ventilaciones de la vivienda y el resultado los atraerá
Hay otro compañero, llamado César (Carlos Pratts), graduado con honores, el mejor alumno, que inexplicablemente se ve involucrado en el asesinato de la vecina. Y en ese punto comienza otra película, una de irrefrenable deseo de conocer una verdad que no es revelada (la de los marcados) pero también una de “desafío a la muerte”, símil la serie argentina “El Garante”, y que se inicia cuando Jesse descubre que puede arriesgarse a realizar acciones que ponen en juego su vida y nada le sucede.
También hay un poco de “La metamorfosis”, porque su cuerpo comenzará a atravesar cambios que lo irán alejando de sus amigos y que expondrán una realidad rodeada de brujas y de niños elegidos al nacer.
Landon construye una película que por momentos divierte más que asustar (mucho gag en el medio y sketches al estilo “Jackass”) y que encuentra en el recurso de la cámara en mano y los movimientos vertiginosos o cortes abruptos de la imagen, un intento por seguir construyendo un verosímil de “realidad” que a esta altura de la saga no es creíble.
Anteriormente, al menos, se cuidaba que las imágenes mediatizadas por la cámara funcionaran como mínimo como un reflejo que provenía de una cámara de video, pero ya ni eso.
Los protagonistas poseen el carisma necesario para sostener la película, una película que cuando toca tópicos universales como: el sexo en la adolescencia, la amistad entre jóvenes, las fiestas, la exclusión y el bullying, como así también la lucha por ser “distinto” y a la vez conseguir reconocimiento entre pares, es mucho más potente que cuando busca asustar.
De antología la ouija SIMON y algunos efectos para mostrar los cambios que va atravesando Jesse. No hay mucho más que eso en esta nueva saga que sigue sumando adeptos.