Actividad paranormal es un experimento barato y simple del director debutante Oren Peli, que logró un fabuloso éxito de taquilla y gastó 15 mil dólares en los 10 días que duró la filmación. Con el obvio antecedente de El proyecto Blair Witch (Daniel Myrick y Eduardo Sánchez, 1999), la idea basal del filme es el registro de actividades paranormales con una cámara casera en la casa que habita la pareja protagónica.
Las razones por las cuales la producción no costó mucho dinero son muy sencillas: el elenco es de cinco actores (dos de los cuales ocupan la pantalla durante el 95% del metraje), la locación única es una casa, el tratamiento de imagen no es importante por la excusa de la cámara casera. Y si se filmó en tan sólo diez días es también por una sencilla razón: no hay demasiado qué contar.
Durante el "desarrollo" de la trama nos enteramos de que la chica ha sufrido el acoso de voces y presencias sobrenaturales desde pequeña y estas parecen estar persiguiéndola. Su valiente novio, entre porfiado y descreído, deja su trabajo para dedicarse exclusivamente a investigar los sucesos, cámara y micrófonos profesionales mediante. Entonces, todo nuestro contacto con la narración es el caprichoso registro de tomas, primero de los preparativos de la grabación -en que se van presentando los personajes y sus historias- y luego de los registros mientras ellos duermen que, atinadamente, el director nos muestra en "fast forward" con la hora de grabación en pantalla para que el espectador no se pierda.
Lo curioso del filme es que, en parte, es más interesante ver como estos dos poco interesantes personajes hablan de estupideces mientras una cocina y el otro lo filma que ver como los numeritos se adelantan rápido y, de repente, se escucha un ruido sordo del otro lado de la casa. Cuando la acción comienza, la película se hace más aburrida. Y si bien todo filme de terror -con música, con climas, con el propio andar y la experiencia del espectador, que ya sabe que el pobre muchacho negro que hacía chistes al principio se va a morir primero que nadie- nos anticipa claramente que se viene un "susto", en Actividad paranormal, todo es demasiado previsible y el susto casi nunca está a la altura de tamaña evidencia.
La construcción de los personajes también es bastante pobre: el muchacho entiende perfectamente que en su casa hay espíritus, demonios o algo similar, y entonces decide enfrentarlos. ¿Cómo? A los gritos, a las piñas, como sea. Algo no cierra.
El filme tiene un final alternativo al que se ve en las pantallas argentinas. Ambos son muy similares, pero contados de distinto modo. De todas maneras, ningún final, por bueno que sea, sería capaz de levantar esta farsa. Lo único bueno es que termina... Y eso que no dura ni una hora y media.