Retrato de la vida de una artista
Analía Couceyro es la protagonista casi absoluta de este film del director de Malón, con una cámara (las imágenes son en blanco y negro) que la sigue mientras prepara y actúa en distintas obras (de Ariel Farace, de Alejandro Tantanián o de ella misma), mientras se maquilla y se viste, mientras escribe o juega con unos niños tanto en el tenso micromundo de un teatro o en la relajada intimidad de su hogar.
Con una puesta austera y despojada, a partir de largos planos en los pasillos del Teatro Argentino de La Plata, en el camarín de El Portón, en la habitación de un hotel, durante un viaje o en la terraza y la cocina de su casa, Fattore -que filmó a Couceyro durante un año y medio- expone el rigor casi sadomasoquista de los ensayos con textos muchas veces áridos, las contradicciones y búsquedas de una actriz, y la fascinante maquinaria teatral que la rodea.
No es la primera vez que un realizador argentino se acerca al mundillo de la actuación (hay algo del cine de Matías Piñeiro y de Entrenamiento elemental para actores, de Martín Rejtman), pero Fattore tiene vuelo propio y consigue un acercamiento atractivo -en la línea de Ne change rien, registro del portugués Pedro Costa al servicio de otra artista brillante como la francesa Jeanne Balibar- a la cotidianeidad de una actriz, autora y directora que ha dado sobradas evidencias de su versatilidad y talento.