Culpable hasta que se demuestre lo contrario
Acusada es el segundo largometraje de Gonzalo Tobal (Villegas, 2012), el cual narra la historia de Dolores Dreier (Lali Espósito), una joven acusada de matar a su mejor amiga Camila. El relato in medias res inicia dos años y medio después cuando la joven Dolores espera el juicio aislada en su casa junto a sus padres (interpretados por Leonardo Sbaraglia e Inés Estévez) y su hermano menor. En consecuencia, el resultado es una trama anacrónica, con vaivenes temporales, en la que la información se dosifica de forma interesante generando intriga en el espectador y una tensión constante, pues deseamos saber qué fue realmente lo acontecido el día del crimen.
Dolores, el segundo personaje protagónico cinematográfico de Lali Espósito (Permitidos, 2016), ya no es la misma que solía ser, el espectador sólo conoce de ella las secuelas que el trauma ha ocasionado y la desconfianza posterior acentuada por el entorno de las jóvenes y la mirada social cuya opinión es manejada a través de los medios masivos de comunicación, que como la mayoría de las veces están más preocupados por sacar provecho de la situación que por la transmisión más objetiva posible de los acontecimientos. Acusada se preocupa principalmente por generar empatía con la protagonista y por exponer lo que padece esta joven que parece ser acusada injustamente por el crimen.
Resulta pertinente detenerse un momento en un análisis breve: la elección del nombre Dolores no es nada azaroso ya que ella parece estar predestinada al sufrimiento. A su vez su apellido suena igual que el del director de cine Carl Theodor Dreyer, realizador de La Pasión de Juana de Arco (1928), film que se centraba en el juicio de la heroína francesa representándola como una mártir, y quien también fue acusada injustamente. Es interesante -salvando las distancias- trazar este paralelismo, puesto que incluso la Juana de Arco de Dreyer desde la caracterización física tiene el cabello rapado, en Acusada Dolores al momento del juicio se cortará bien corto el cabello, pero en esta ocasión por motu proprio como un gesto de rebeldía o cierta necesidad de transformación y evidenciar que lo acontecido la ha cambiado.
Este drama con elementos del thriller y cierta reescritura del género policial -en el terrible sentir de Dolores y las tensiones en su entorno familiar- expone otras temáticas como la distribución de la información por parte de los medios de comunicación, la validez del sistema jurídico, las estrategias del derecho penal, etc.; todos esquemas e instituciones sociales que en el film refuerzan las dicotomías: culpable/ inocente, falso/ verdadero, apariencia/ profundidad, verídico/ creíble, superficial / interno, protección/ encubrimiento, etc.
En conclusión, Acusada es una propuesta seria dentro de la cartelera nacional, la cual resulta entretenida y convincente. Sin embargo, a pesar de las correctas y verosímiles actuaciones de Lali Espósito, Daniel Fanego, Inés Estévez y Leonardo Sbaraglia, hay algo en el entorno familiar de la joven que no termina siendo tan atrapante como se pretende, no hay tantos secretos al contrario de lo que enuncian los afiches, “todos ocultamos algo”, así como tampoco hay otros sospechosos. Solo se sugiere un segundo sospechoso a través de la mirada de la protagonista y éste está fuera de la escena. Quizás esto sea para enfatizar la agonía de Dolores, todo recae en ella. Por último, otro de los aciertos de Acusada es en esos últimos minutos, el dejar pensando al espectador -al igual que a su protagonista- frente a la metáfora de la existencia en la ciudad de un felino salvaje (la cual entenderán al ver el film), alegoría que podría ser interpretada como el tema central del relato sobre la verdad y la credibilidad, ¿cuál es la verdad? ¿Hay una sola verdad? Al aparecer el felino, la verdad ha salido a la luz…