En Villegas, el anterior filme del director Gonzalo Tobal, se mostraba el reencuentro de dos primos que buscaban su propio camino, y en Acusada, la juventud aparece amenazada por un crimen brutal.
Navegando entre el policial y el drama familiar, Acusada cuenta la historia de Dolores Dreier -Lali Espósito-, una joven estudiante de clase acomodada que vive una vida normal hasta que su mejor amiga aparece asesinada luego de una fiesta liderada por el descontrol y un video sexual que se viraliza.
Dos años después, ella es la única acusada por el crimen en un gran caso mediático que la señala como culpable o inocente. En medio de esa salvaje exposición, Dolores está bajo el ala protectora de sus padres -Leonardo Sbaraglia e Inés Estévez- y de su abogado -Daniel Fanego, de destacada labor- que la entrena para exponer su declaración en Tribunales. También aparece Gael García Bernal como un entrevistador de la televisión y un novio de Dolores como otro sospechoso.
Sin embargo, las dudas crecen y las sospechas recaen en la familia en este thriller judicial en el que la libertad de la protagonista pende de un hilo, al igual que el puma suelto al que se hace referencia en la pantalla chica y que aterroriza al barrio.
Acusada descansa en el buen desempeño de Lali Espósito, en un papel instrospectivo capturado en reiteradas oportunidades por los primeros planos y diferente al que su público está acostumbrado a verla, y está rodeada por un sólido elenco. Pero la historia resulta tan confusa como el accionar de los personajes que la rodean, sumando desinterés en un filme que privilegia lo discursivo antes que el clima de suspenso que exigen este tipo de relatos y el público.
En medio de tomas aéreas y travellings circulares, la incertidumbre domina la historia en la que conviven el romance adolescente, el choque generacional y la destrucción de la familia con una broma que se traduce en asesinato.