Un vertiginoso viaje hacia el interior de uno mismo. Crítica de “Ad Astra: Hacia las Estrellas” de James Gray
¿Qué hay ahí afuera? ¿Qué nos espera en las estrellas? Esa es una de las tantas preguntas que no plantea “Ad Astra”, la esperada aventura de ciencia ficción de James Gray (“Dueños de la Noche” y “La Ciudad Perdida de Z”) protagonizada por Brad Pitt. Esta vez Gray nos lleva a un futuro cercano, nos presenta a Pitt como el Mayor Roy McBride, un astronauta solitario que se enorgullece del hecho de que su pulso nunca ha superado los 80. Está viajando a Neptuno en busca de su padre perdido, un hombre que apenas conoce. buscando detener una serie de rayos cósmicos inexplicables que amenazan la vida en la Tierra.
“Al final, el hijo sufre los pecados del padre”, explica McBride en voz baja mientras su nave avanza por la oscuridad. Esto se debe a que el padre de Roy (Tommy Lee Jones) es un brillante astronauta que se fue años antes en una misión llamada “Proyecto Lima” y que, de alguna manera, puede ser responsable de la crisis actual. Los jefes de Roy en SPACECOM dicen que simplemente quieren que traigan a su padre a casa, pero en realidad planean en secreto terminar su comando. Roy recibe esta información con apenas un destello de emoción. Sus sentimientos sobre el viejo siempre han estado en conflicto; ni siquiera está seguro de querer encontrarlo vivo. Pero igualmente dispara mensajes y espera una respuesta.
La película nos muestra al protagonista como un hombre insensible, abatido por la sensación de abandono que le impregnó la marcha de su padre e incapaz de entablar relaciones personales sanas o estables. La voz de Brad Pitt resuena en cada escena a modo de narrador en primera persona de sus inquietudes y verdades internas. De este modo, somos testigos de su evolución emocional, que comienza con un “no siento nada, ¿por qué no puedo sentir nada?” y traza una trayectoria de evolución personal que lo hace, cada vez, más humano. El reparto lo completan Donald Sutherland, Ruth Negga y Liv Tyler, pero, de no ser por la voz en off, no podríamos conocer al personaje, ya que apenas interactúa con ninguno de ellos.
Quien piensa encontrarse con una película sobre viajes y aventuras espaciales, lamento desilusionarlos. El viaje espacial es solo una excusa del director para hacer un relato intimista sobre las relaciones interpersonales. De la misma manera que la directora Claire Denis en “High Life”, recientemente estrenada, aunque Ad Astra no es tan rebuscada, es más directa y el conflicto está planteado de manera más literal. En este caso un astronauta insensible que le cuesta vincularse con el otro o expresar sus sentimientos. Interpretado por un Brad Pitt que ha alcanzado una madurez actoral notable (junto con el personaje de Cliff Both en “Once Upon a time in Hollywood”, tuvo un año brillante), la película es un viaje al interior de uno mismo interesante, con buenos efectos especiales, escenas de tensión y de mucho vértigo en el espacio bien elaboradas. Especial para ir a verla al cine, ya que la experiencia espacial se va disfruta más en pantalla grande y con buen sonido.
Puntaje: 85/100.