"En el espacio nadie te escucha gritar" rezaba el slogan publicitario de Alien, el octavo pasajero, un concepto que podría aplicarse perfectamente en la nueva realización de James Gray -Z, la ciudad perdida- protagonizada por Brad Pitt.
Ad Astra es básicamente un drama de ciencia-ficción que instala preguntas existencialistas en medio de la inmesidad del espacio, sostenidas con extensos relatos en off a cargo de Roy McBride -Pitt-, el ingeniero que perdió a su padre -Tommy Lee Jones- en una misión a Neptuno con el objeto de encontrar signos de inteligencia extraterrestre. Veinte años después, Roy emprenderá su propia travesía a través del sistema solar para tratar de encontrarlo y resolver misterios del fracaso del llamado Proyecto Lima.
Los tópicos de la soledad, la búsqueda paterna y el destino del hombre son los disparadores de una historia que orbita entre la mirada introspectiva y el cine espectáculo. En ese contrapeso constante se apoya el relato que cuenta con una impecable factura técnica como el diseño del sonido y la fotografía del suizo Hoyte Van Hoytema -el mismo deInterstellar- que crea un profundo juego de luces y sombras que respaldan el standby emocional de Roy, inmerso en su propia búsqueda por recuperar el vínculo con su padre mientras intenta encontrar y descifrar el misterio de una amenaza contra la Humanidad.
La cuerda emocional que une y -desune- a padre e hijo se tensa y Roy se topa con fantasmas internos y amenazas (el mono y el ataque pirata) que no terminan de cuadrar dentro del planteo general de la película.
Junto a un elenco que incluye a Liv Tyler y Donald Sutherland en breves participaciones y una "huérfana" -ya se sabrá por qué- encarnada por Ruth Negga, el peso recae en un Brad Pitt que transmite fragilidad con comodidad, y está entre el hombre que sueña con volver a la paz de su hogar y también es el "polizonte" que recibe la noticia de no poder viajar al espacio.
Ad Astra puede confundir a aquellos que busquen el estilo clásico de aventuras espaciales. En ese sentido, el filme está más cerca de la reciente High Life, que de Gravedad, pero deja la marca de sus bellas imágenes y la peligrosidad de las zonas oscuras. Aunque viajes al espacio, las problemáticas son las mismas de la Tierra.