En In Comparison (2009) Harun Farocki observa la sociedad desde sus cimientos en continuidades y rupturas a lo largo de distintos continentes. “Las casas de adobe de los pueblos de África son producto del trabajo colectivo de una comunidad”, afirma en su libro Desconfiar de las imágenes. En Adiós a la memoria Nicolás Prividera observa, con una lucidez similar, el camino opuesto. Si el ladrillo condensa la construcción social en Farocki, ahora la baldosa —partida— simboliza la destrucción, un claro mensaje de un partido político que en su idea de “cambio” propuso dar vuelta la página sin comprender, tal vez, que en esa invitación a una pérdida de la memoria, radica el deseo de perder parte de la consciencia colectiva y de la identidad nacional.