Adiós a la memoria revela todavía algo más y lo expone sin explicitarlo: la memoria es una operación de montaje. Esto no significa que la reconstrucción de la memoria sea antojadiza o esté deslindada de la verdad. He aquí una de las razones por la cual el cineasta no habla en primera persona en el off y prefiere el empleo de la tercera persona; es un matiz gramatical que también modifica la gravitación de la enunciación en el film sin por eso desconocer la responsabilidad subjetiva del propio montaje frente a los hechos del mundo. Es el principio poético elegido por el cineasta, del que se predica una posición política. De ese modo los materiales filmados por Héctor, las películas caseras, las citas bibliográficas o cinematográficas u otros materiales de archivos son subsumidos en una reconstrucción por la cual la Historia argentina deviene el espejo deformante donde se refleja la historia de los Prividera.