Es inútil reducir a una síntesis argumental esta verdadera experiencia audiovisual que es Adiós al lenguaje de Jean Luc Godard. Quizás, si hubiera que recorrer un camino de alguna mínima certeza, estaría más cerca del juego irónico, o de la burla maquínica.
“El que no tiene imaginación se apega a lo real.” es la primera frase que nos lanza, y nosotros, pobres espectadores sin imaginación con nuestros anteojos de 3D, asistiremos durante 70 minutos el ejercicio mejor pergeñado de la cinematografía antiindustrial contemporánea. Porque si hay algo que Adios al lenguaje es, es pura intelectualidad anti industrial. El más puro Godard. El filósofo del cine haciendo literatura y riéndose del 3D. Discutiendo el contenido y la forma.
Algunos pocos cómplices encontrará en la platea.
El 3D será un útil, mejor dicho, para rompernos los ojos (obedientemente colocados tras los anteojos) en el intento de encontrar la coherencia de la tridimension: al menos en dos oportunidades los personajes se mueven a la derecha o la izquierda de la pantalla rompiendo el punto de visión único, llevándose con ellos la cámara y por tanto el espacio en el que circulaban. El espacio y los objetos se convierten en caos. Y la realidad ya no es de tres dimensiones… solamente. ¿Por qué sacudir con ese manierismo visual? ¿Y su estilo de Histoire(s) du Cinema, al menos para las didascalias preocupadas por diferenciar la idea de la metáfora. Monet hablando de la pintura, Rodin de su pensador, un hombre de su defecación. Cuál es la diferencia? Un hombre puede desnudarse, un perro no. La naturaleza tampoco.
Sin embargo, para romper las reglas tambien hay que obedecerlas: si en el 3D no debe haber demasiada distancia entre los objetos del fondo y los del primer plano, ni más de seis centímetros de separación entre las dos cámaras utilizadas, y si los objetos del primer plano siempre referencian en el enfoque del ojo sobre el espacio, todo aquí se lleva con la belleza que requiere la verdad, o viceversa. Los encuadres angulosos y en contrapicado y lo objetos colocados en diagonal son funcionales en ese sentido: bancos, mesas, jarrones, lamparas, libros. Tambien Adios al lenguaje es un catalogo de bellisimas imágenes, esto quiero decir.
Por allí, lo literario encabalga lo visual de modo que se convierta en un film de citas, de Platón, de Dostoievsky, Mary Shelley, Lord Byron,
Godard, en sus 84 años, otra vez desde About de souflle nos hace pensar en el lenguaje, y una buena excusa para pensar en el lenguaje es el bello comienzo del texto “Si el lenguaje es, como dicen, instrumento de comunicación, ¿a qué debe semejante propiedad? La pregunta acaso sorprenda, como todo aquello que tenga aire de poner en tela de juicio la evidencia, pero a veces es útil pedir a la evidencia que se justifique.” (De la subjetividad en el lenguaje” de Emile Benveniste)
Una pelicula reversible, que podría verse de atrás para adelante, que podria empezar con el ladrido del perro (protagónico absoluto el del perro para quien el mundo es otro) y el llanto del bebé, que resulta toda un reconfortante encuentro con el “acto de ver cine en el cine”. No hay otra manera de vivir todas las evidencias que tiene para darnos Adios al lenguaje .
Se estrena el 18 de diciembre en Buenos Aires.